_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Tránsito

JAIME ESQUEMBRE Miles de kilómetros de carreteras, horas de sueño, rancias siestas en la autopista, cansancio, calor, molestias, angustia vital y, al llegar, tricornios y días de espera bajo un toldo que parece más un hospital de campaña que instalaciones de un país que va bien, dice, que se autocalifica como desarrollado, a la cabeza del euro, pionero en tantas cosas e injusto en otras muchas. Miles de magrebíes cruzan a esta hora territorio español camino del puerto de Alicante a bordo de vehículos cargados hasta límites impensables de personas y mercancías, con la esperanza de no tener que soportar por mucho tiempo los servicios ¿europeos? que les ofrecemos. Allí, bajo el toldo, pasarán un día, dos, tres. Quizás más. Les roban impunemente parte de sus vacaciones porque no hay barcos suficientes para trasladarlos al puerto argelino de Orán. Enferman y sanan en la espera, mientras en Occidente (Madrid) se monta un fenomenal escándalo nacional porque en Barajas los aviones sufren unas horas de retraso y los pasajeros (europeos, americanos) no localizan sus maletas. Discriminación real según el destino del viaje. Ellos no tienen ese problema, al menos. Las maletas son sus apéndices, porque en ellas viaja todo lo que son y han sido, y seguro lo necesario para que los que esperan puedan pasar el año que se les viene encima. Bajo el toldo, a temperaturas insufribles, surgen las afecciones cutáneas, dolores de cabeza, insolaciones, traumatismos, molestias oculares, fiebres, mareos, infecciones, problemas respiratorios y gástricos y cuantos males quiéranse añadir a la lista. El paso del Estrecho es demasiado estrecho en Alicante, agobiante, inhumano, con operación especial o sin ella. Las autoridades y los consignatarios, claro, dicen que la culpa es de ellos por no reservar plaza con suficiente antelación, y promocionan su gestión colocando más y más toldos. A nadie se le ocurre obligar a la naviera a fletar más barcos, o autorizar otras líneas. Eso implicaría utilizar el cerebro, y no está el tiempo para fatigas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_