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Un mando del "Proof Spirit" culpa del accidente a una contrata

El jefe de tuberías de Unión Naval de Levante (UNL), José Clemente Mollá, aseguró ayer que su labor en la construcción del Proof Spirit, el barco en el que murieron 18 trabajadores, se limitó a abastecer las necesidades de la empresa encargada de diseñar y ejecutar los conductos de combustible que provocaron el accidente. Mollá, que compareció ante el juez en calidad de imputado, se limitó a negar su relación en la tragedia, pero su declaración, indirectamente, responsabiliza del accidente a una contrata.

El juez y el fiscal encargados de la investigación del accidente ocurrido a bordo del carguero, el siniestro laboral más grave acaecido en España en los últimos 14 años, han encaminado sus primeras pesquisas a intentar determinar quién pudo manipular la tubería que provocó la tragedia. Mollá aclaró ayer que él no fue. Su labor, a tenor de su declaración, se limitaba a ejercer de nexo de unión entre UNL y algunas de las empresas contratadas por la naviera para hacerse cargo de diversas partes de los trabajos. Concretamente, su condición de jefe de tuberías implicaba un permanente contacto con los trabajadores de Insertank, la empresa gallega encargada de confeccionar el circuito de tuberías mediante el que se suministra el combustible al barco, ahora dedicado al transporte transoceánico de licores. Todos los informes periciales realizados coinciden en que un defecto en ese sistema -una tubería perdió gasoil mientras se desarrollaban trabajos de soldadura en la sala de máquinas del buque- provocó la deflagración y el consiguiente accidente. Según fuentes cercanas al caso, el declarante eludió concretar quién era el encargado de las tuberías del combustible, pero su autoexculpación acota las responsabilidades en ese punto concreto: algún trabajador de Insertank -todos ellos han sido imputados por el fiscal- debió manipular la tubería, ya que esa área del barco, sino estaba bajo su supervisión, si era de su responsabilidad. El jefe de tuberías subrayó que su objetivo era el de facilitar material (tubos o bridas) o isométricas (los planos del interior del barco) a los responsables de Insertank, varios de cuyos trabajadores fallecieron el fatídico 3 de julio de 1997. Mollá, diáfano en cuanto a sus tareas en UNL, no aportó grandes novedades respecto a las medidas de seguridad generales tomadas en los astilleros. Según alguna de las partes, a pesar de sus 34 años en la empresa, se mostró "muy desmemoriado" en cuanto a las medidas de seguridad de los astilleros de Valencia, punto fundamental para delimitar si el siniestro del Proof Spirit se debió a un error concreto o a una estructura y métodos de trabajo inseguros. En la misma línea fueron las declaraciones de uno de los superiores de Mollá, Jesús Ortuoste, jefe de máquinas del Proof Spirit. Su jefe inmediato, Juan José Montaner, jefe del taller de tubos, comparecerá mañana ante el juez.

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