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Reportaje:

Aquel verano de horror en Els Alfacs

Ramiro Sellart acababa de obtener el título de licenciado en Medicina. Corría el verano de 1978 y, a sus 23 años, el nuevo doctor suplente de Sant Carles de la Ràpita empezaba su actividad profesional. Alguna otitis, trastornos intestinales y leves insolaciones que afectaban a turistas insaciables de sol fueron sus primeros casos. Se presentaban apacibles los tres meses de ejercicio en esa pequeña localidad de la costa sur tarraconense. El doctor Sellart recuerda que se encontraba en la consulta del ambulatorio en el momento en que Francisco Invernón atravesaba el casco urbano de la población al volante de un Pegaso. Conducía hacia Puertollano para la empresa Empetrol un camión cisterna con una carga de gas propileno que sobrepasaba en más de 4.000 kilos el límite permitido. Temperatura y sobrecarga Según un informe que elaboró con posterioridad un equipo de la Facultad de Física de Ottawa, esa sobrecarga, unida a una temperatura exterior que rondaba los 30 grados, tenía que propiciar la explosión de la cuba justo alrededor de la zona por la que circulaba Francisco en ese instante. Ocurrió. Sobre las 14.30, cuando decenas de bañistas descansaban a 500 metros al sur de Sant Carles de la Ràpita, en el término de Alcanar, el infierno irrumpió en la línea de la costa. Una bola de fuego de 1.500 grados de temperatura se abrió paso entre las tiendas y caravanas del cámping Els Alfacs dejando una estela de más de 150 cadáveres y centenares de personas semicalcinadas aún con vida que irían expirando después en los centros hospitalarios y durante el traslado. En total, el que fue uno de los accidentes más graves de la historia de la circulación por carretera en España se cobró 214 víctimas. Nueve de ellas permanecen en la fosa común del cementerio de Tortosa porque nadie las ha reclamado. A partir del suceso, una nueva legislación prohibió el transporte de materias inflamables por carretera nacional. Sant Carles de la Ràpita consiguió un vial de circunvalación que inauguró seis años después y que desvía el tránsito de grandes vehículos. "Una señora me contó cuando yo ya estaba en el lugar donde iba a hospedarme que había explotado una bombona de butano en Els Alfacs, pero me lo dijo de tal manera que no le di importancia", explica Sellart. Pere Benaiges, entonces miembro del destacamento de la Cruz Roja de Valls, llegó tan pronto a Alcanar como para que los detalles más estremecedores de la tragedia se grabaran en su mente con toda intensidad: "Un pequeño grupo de niños permanecían sentados con los cuerpecitos completamente destrozados. Algunos tenían en las manos los restos de algún juguete. La lengua de fuego tuvo sincronismo con el mar, y los bañistas que en aquella hora de bochorno libraban sus cuerpos al agua quedaron abrasados", recuerda. Más de 160 ambulancias, 7 helicópteros y un hidroavión trasladaron a los heridos más graves hacia los centros hospitalarios más próximos, recuerda el entonces alcalde de Tortosa, Felipe Tallada. El hospital tortosino Verge de la Cinta recibió el contingente de afectados más numeroso. Otros fueron a Barcelona y Valencia. Familias enteras de veraneantes belgas, franceses, ingleses y, sobre todo, alemanes murieron calcinadas, por lo que tuvo que elaborarse un plan de evacuación de ámbito internacional. Carmen Macià, propietaria del cámping, sigue luchando por olvidar, algo imposible pese a haberlo intentado durante dos décadas: "Debemos mirar al futuro, a la vida y no al pasado, que suficiente nos ha machacado ya". "Tardamos en volver" "Durante los últimos años hemos conocido a supervivientes de la tragedia que han vuelto al cámping y han hablado de todo lo que ocurrió. Consideraban que el único modo de superar su trauma era volver y afrontar sus fantasmas cara a cara", cuenta Urbano Santamaría. Este asiduo había estado en Els Alfacs el verano anterior al accidente: "Tardamos otros tres veranos en volver. Luego hemos regresado varias veces porque nos gusta el lugar. No somos supersticiosos y pensamos que si pasó una vez no volverá a ocurrir nunca".

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