El musical "Chicago" finaliza su largo viaje por Cataluña en el Principal
Las vicisitudes de Roxie Hart y Velma Kelly (Àngels Marcer y Ester Bartomeu), las mujeres de Chicago, que se encuentran en prisión por el asesinato de su amante y su marido, respectivamente, vuelven a Barcelona con el mundo turbio, corrupto y salvaje de esa capital de la Mafia durante los años veinte. Después de más de un año de representaciones, la compañía sigue acudiendo a los ensayos con ganas. Pero ya se acaba. El jazz, el swing y el tango de este musical no edulcorado y basado en un hecho real dirá adiós con una tanda de representaciones en el Teatre Principal hasta el 2 de agosto. Coco Comín, al frente de la coreografía y la producción; Benjamin Davies, a cargo de la dirección musical, y Marc Montserrat, como director escénico, son la tríada responsable de esta adaptación del clásico de Bob Fosse, que triunfó primero en el Arnau de Barcelona, en 1997, y luego en toda Cataluña. Coco Comín recuerda, en un aula de la escuela de danza que lleva su nombre, el largo viaje que ha hecho este Chicago que habla catalán. "Empezamos con mucha humildad", dice. Los actores y bailarines no eran conocidos y la productora asumió muchos riesgos porque "de entrada, el montaje no tenía atractivo comercial". Pero el público barcelonés, absolutamente entregado al género del musical, les permitió estar nada menos que siete meses en cartel. ¿A qué se debe este éxito del musical? Comín apunta dos motivos. El primero, el "rigor, el gusto y la inteligencia" con que se trabaja en Cataluña. El segundo, la proliferación de escuelas competentes de comedia musical que están formando a una nueva generación de actores. Tanto es así que el éxito de Chicago les ha sorprendido trabajando en la misma escuela de Comín, de donde proceden la mayoría de los miembros de la compañía. Ha valido la pena el riesgo, aunque la coreógrafa se queja de la "competencia desleal" que ejerce el teatro público con los sueldos de los actores. En todo caso no les ha ido mal. Ahora ya piensan en el futuro, que llegará el día después de abandonar definitivamente Chicago. Comín ya está trabajando en un proyecto "enorme", tanto que la "obligará a no hacer nada más" durante un tiempo. Será un gran espectáculo, también con música de jazz, para un restaurante de alto copete que se está construyendo en lo que era Studio 54, en el Paralelo barcelonés. Serán nada menos que dos años de representaciones.
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