Vallecas venga a Clemente

"Argentina cae en la final ante España". Le Parisien no estaba de broma cuando incluía este titular en su edición de ayer dentro de las páginas referentes al Mundial de Francia. No hablaba, claro, de la selección de Javier Clemente, sino de un modesto equipo de Vallecas (Madrid) que acababa de proclamarse el martes, en Saint Denis, campeón del mundo de barrios en fútbol siete, uno de los torneos paralelos que se han organizado a propósito del Mundial. Hasta L"Equipe se refería a la proeza de estos nueve chavales madrileños, de entre 16 y 18 años, que tumbaron en la final, aunque a penaltis, a un conjunto de Buenos Aires.Los argentinos llevaban un año entero preparándose y sus futbolistas habían sido seleccionados de entre 56.000 que acudieron a las pruebas. Los españoles no necesitaron de tanta parafernalia. Mariano Madrid, el entrenador, de 33 años, que dedica las mañanas a dar clases de gimnasia para la tercera edad, tiró de su experiencia de 20 años dirigiendo a equipos del barrio para escoger sin dudar a los nueve que creía mejores: siete del Rayo, uno de Idepo y otro del Vicálvaro. Los juntó a todos en mayo y dedicó los ensayos, a razón de uno a la semana, a adaptarles del fútbol 11, que juegan todos, al fútbol 7. Llegaron a París el 1 de julio con la idea de divertirse y de observar in situ a la selección española, a la que imaginaban por entonces en octavos de final. Pero no la vieron. Eso sí, cuando el lunes regresen a Madrid lo harán con unas cifras que para sí habrían querido los de Clemente: 47 goles a favor (máximo goleador), 21 de ellos obra de Mario Otero (pichichi), 10 en contra (menos batidos) y 8 victorias.

La aventura, en realidad, nació por pura casualidad. Gracias a que Carmen Peire, miembro de la organización, vivió 20 años en Vallecas y lo propuso como barrio que representara a España (participaron 15 delegaciones francesas y una de los 21 países restantes). Le encargó el equipo a Fernando Palma, el presidente de la peña rayista Cota, que estuvo semanas buscando subvenciones -la organización sólo se hacía cargo de los gastos en Francia-. El Ayuntamiento, "aunque ahora saque pecho la concejal", comentan irritados en la peña, le negó la ayuda que encontró más tarde en Cajamadrid (aportó 700.000 pesetas para el viaje y la equipación).

Ayer por la noche, el equipo presenció, invitado, el Francia-Croacia. También ha saboreado París y mañana irá, ya de su propio bolsillo, a Eurodisney. Los campeones confían en que este título les ayude a encauzar su carrera futbolística. Unos lo tienen, a priori, más fácil. Por ejemplo, Mario Otero, "un delantero rápido en el área y con mucho ojo", según definición propia, cuyo ídolo es Suker y al que el Rayo echó hace cinco años. También Aparicio, el portero, que trata de mirarse en el espejo de Ablanedo. La mayoría son madridistas de corazón. Sólo Mario Gómez y Lobo sienten el Atlético, y mal que lo han pasado en Francia por eso. "Están pesadísimos con lo de la séptima", lamentan.