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FRANCIA 98

La selección francesa, en su sitio

Thuram venga a Kopa y Platini con dos tantos parecidos

Ramon Besa

Un central reconvertido de lateral de nombre Thuram puso anoche a Francia en el sitio que le correspondía desde hace ya cierto tiempo por trdición y aportación al fútbol. El fútbol es así de caprichoso. A falta de un hombre gol, un defensa ha recogido lo que en su día se negó a un delantero como Kopa y más tarde a un 10 como Platini. Corren nuevos tiempos. Queda al menos vengada Francia de su fatalidad en la Copa del Mundo, y el domingo disputará su primera final: el anfitrión contra el campeón, Brasil.Francia es hoy, ante todo, un equipo solvente por su obra defensiva. Mandan los zagueros en defensa y también en ataque, y el partido lo acusa. El ritual ya es algo patoso, por conocimiento y por académico. La hinchada vocea Allez les bleus -el tono es simpre el mismo: en el debut, en octavos, en cuartos y también en semifinales-; Jacquet se hace el sordo y echa el freno de mano -la misma alineación que en el partido contra Italia: Karembeu y Guivarc"h en la cancha y Henry y Trezeguet en el banco-; Blanc besa la calva de Barthez -dicen que les trae suerte-, Zidane se ofrece hasta que tropieza con Djorkaeff -Zizou parece el hombre orquesta: recibe, controla, pasa y remata, porque no tienen los franceses un hombre gol-, y los periodistas empiezan a afilar las plumas.

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"El volumen de juego es estereotipado, no hay variedad en el medio campo, falta imaginación y la orientación del juego es muy estática". Lo ha dicho Cristian Courcuff, y la apreciación del entrenador ha pareciod tan concurrente que la han recogido varios diarios. Le cuesta al equipo cobrar vida.

Los croatas van a lo suyo con independencia del escenario de la batalla. Primero, cuando el balón no está todavía en juego, reivindican. Les dio anoche, en el estadio parisino, por mostrar que debajo de sus zamarras lucían camisetas en honor de su país. Y luego fueron a lo suyo. Hasta que acaba el encuentro y vuelven otra vez al atrio para dar fe de vida.

"El de hoy es para ellos el partido más fácil del Mundial", pronosticó Bora Milutinovic. Y tenía razón. Suker se bastó para mantener a la zaga francesa en alta tensión. El madridista supo interpretar todos los pases interiores que le metieron Boban y Asanovic y dejó a Francia durante treinta segundos en la final de consolación. Tuvo suerte el equipo de Jacquet. Croacia deshizo en defensa todo lo que había hecho en ataque, y Boban y Jarni habilitaron consecutivamente a Thuram para que diera la vuelta al marcador.

Los goles de Thuram y la entrada en escena del árbitro, el español José Maria García Aranda, que explusó a Blanc, cambiaron el paisaje del choque. Francia convirtió la adminitración del marcador en un acto heróico. Ya dijo ayer Desailly: "La Francia de Platini podía jugar mejor que la muestra, pero a nosotros no nos remontan un 3-1 como a ellos en Sevilla, cuando el Mundial-82". Es el nuevo fútbol. La Francia de Desailly, Thuram y también de Jacquet, un equipo nuevo, en un estadio nuevo, en un país que por viejo, por historia, necesitaba disputar una final.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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