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FRANCIA 98

Brasil sólo lo fue en la prórroga

El equipo de Zagalo jugará su sexta final tras eliminar en los penaltis a una magnífica Holanda

Santiago Segurola

Los penaltis decidieron un duelo angustioso y extenuante, protagonizado por un equipo que siempre quiso parecerse a sí mismo -Holanda- y otro que sólo fue Brasil en la prórroga. Hasta entonces dependió de Ronaldo, categórico en cada una de sus intervenciones. Finalmente los brasileños ganaron en la rueda de la fortuna. Fallaron Cocu y Ronald de Boer, o acertó TafFarel. El caso es que Brasil atacará su sexta final en la Copa del Mundo y Holanda, la maravillosa Holanda, saldrá de Francia con todo el prestigio de los equipos que se deciden a hacer historia.El respeto presidió el partido, que resultó contenido, minucioso, con tanta atención a los pequeños detalles que se hizo difícil el juego. El exceso de control se derivó del carácter de los equipos: Brasil se ha ganado el respeto por su historia, Holanda por el excelente fútbol que ha desplegado durante el torneo. A esta situación se añadió la magnitud del compromiso, una semifinal de la Copa del Mundo después de cuatro semanas extenuantes. Sin embargo, el encuentro tuvo momentos excelentes, con un final hermosísimo. En lugar de rebajarse, Holanda realizó un acto de fe en su estilo. Si tuvo que sustituir a sus laterales izquierdos, lo hizo con Cocu, un interior de ataque que ha hecho del nomadismo una profesión en esta Copa del Mundo. Si faltó Overmars, entró Zenden, otro extremo rápido y habilidoso. Y tras la lesión de Reiziger, Winter, otro centrocampista clásico, ocupó su sitio. Esta puesta en escena corresponde a los equipos que actúan con grandeza y que tienen un compromiso indeclinable con su fútbol.

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Brasil, por penaltis

Brasil no se salió del carril que ha seguido en este Mundial. Jugó cuidadosamente, con el equipo muy preocupado de taparse en el aspecto defensivo. Frente a Holanda está tendencia se acentúo con claridad. La ausencia de Cafú, tan participativo en sus incursiones por el lado derecho, contribuyó a una dibujo más cauteloso. Naturalmente Dunga y Sampaio se añadieron a la línea defensiva, sin permitirse ninguna aproximación al campo holandés.

El problema de Brasil es que Holanda no cometió sus típicos errores de ingenuidad durante el primer tiempo. Frank de Boer resolvió el caso Ronaldo con una autoridad escandalosa, aunque eso no garantiza nada. En la primera jugada del segundo tiempo, Ronaldo intervino con el instinto que le caracteriza. Entró como un tiro por el centro del área y remató un excelente pase de Rivaldo, que metió la típica pelota combada, dificilísima de defender. Ronaldo la aprovechó y cambió el partido, que se volvió urgente para Holanda

Hasta entonces se había advertido una evidente superioridad de la selección holandesa, a pesar de sus problemas para encontrar la vuelta al partido. Pero dificultad por dificultad, Brasil lo tuvo peor. De manera casi imperceptible, los holandeses comenzaron a trazar su plan, que se concretó en cuatro oportunidades, casi todas establecidas a partir de su facilidad para sacar soluciones al paciente uso del balón. ¿Y Brasil?. Retrasada, esperando, con la idea de encontrar a Ronaldo. No parece mucho para un equipo que siempre se ha distinguido por su protagonismo.

El proceso de italianización de Brasil se agudizó tras el gol de Ronaldo, La segunda parte fue un compendio de defensa, espectaculación y contragolpe.Las cosas por su nombre: catenaccio en estado puro, sin demasiado orden, una simple cuestión de montonera de defensas. Por eso resultó extraordinariamente honorable el intento de Holanda. Si le costó encontrar su punto de juego se debió al excesivo número de circunstancias contrarias: el resultado, la tremenda densidad defensiva de Brasil, la fatiga y la carencia de jugadores fundamentales, como Overmars cuya habilidad y rapidez en la raya constituye un arma poderosísima en el equipo holandés.

Por fortuma, Holanda también tuvo su Ronaldo particular.Kluivert, un maravilloso jugador perjudicado por los rigores del fútbol italiano, comenzó a desestabilizar a la defensa brasileña. Kluivert se convirtió en un problema sin solución para los centrales brasileños, que tampoco pdieron resistirsele en el cabezazo de gol.Holanda se merecía eso y Brasil también.

El partido se abocó a la prorroga, que resultó espectacular por las oportunidades y dramática por la alternancia en el juego. Roberto Carlos protagonizó tres acelerones forminables, descuidado por Ronald de Boer y apoyado por Denilson. Holanda se había exprimido para conseguir el empate y estaba en un momento dificilísimo, expuesto a los arreones de Roberto Carlos, a la habilidad de Denilson y a Ronaldo, que es todo eso y más. Sin embargo, Kluivert volvió a elevarse sobre la adversidad y protagonizo dos intervenciones espléndidas.Brasil sólo había sido Brasil en la prórroga. Antes había pasado por el partido sin ninguna grandeza, merecidamente castigado por su racanería impropia de su historia. Pero tuvo ocasión de redimirse en ña prórroga y de hacer bingo en los penaltis. Brasil vuelve a una final. Holanda deja el Mundial con grandeza. Así es el fútbol.

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