Los juicios rápidos descienden a la mitad en la capital "por falta de medios"
La celebración de juicios rápidos está cayendo en picado en Madrid, en contraste con lo que sucede en Barcelona. "La falta de medios humanos y materiales [fiscales, forenses y policías]" para ejecutarlos son el motivo del drástico descenso registrado en Madrid en los últimos 16 meses, según admite el juez decano, Fernando Fernández. Entre los jueces de instrucción (los que interrogan a los detenidos y luego fijan la fecha del juicio) comienza a cundir el desánimo por las trabas, algunas puramente burocráticas, que flagelan este tipo de vistas. Las cifras cantan: el año pasado sólo se celebraron en Madrid 519 juicios céleres de los 738 señalados. En 1996, en cambio, se celebraron 941 de los 1.189 señalados (muchos juicios se suspenden a última hora porque no comparece el acusado o algún testigo clave).Los juicios rápidos se pusieron en marcha en Madrid en 1993, un año después que en Barcelona. Su objetivo: juzgar en menos de 20 días los delitos en los que se sorprende en flagrante a su autor o bien existen suficientes pruebas incriminatorias como para no dilatar innecesariamente una vista oral. "Al principio", destaca Carlos Martín, titular del Juzgado de Instrucción número 1 de la plaza de Castilla, "rara era la guardia que no señalaba seis o siete juicios; ahora, con suerte, puedo fijar dos o tres".
La trayectoria de estos juicios en Barcelona se aleja, en positivo, de la de Madrid. El año pasado, los jueces de la capital catalana señalaron 2.262 vistas y celebraron 1.800, más del triple que en la capital madrileña. "Si ha bajado el número de juicios rápidos en Madrid", advierte el juez decano, "no es por falta de voluntad de los jueces, sino por falta de medios: necesitaríamos más policías, fiscales y forenses que se dedicaran a preparar casi en exclusiva los juicios rápidos".
Lo ocurrido en el Mundial de Fútbol (forofos británicos que un día se les ve por televisión creando graves altercados en las calles y sólo 48 horas después son condenados por esos hechos) se ve desde los juzgados de Madrid como un ejemplo a imitar.
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Informes toxicológicos
El juez decano pretende que algunos juicios se celebren a las 48 horas de la detención
Sobre la marcha, el juez (si se trata de un caso de drogas) envía la sustancia al Instituto Nacional de Toxicología para que la analice y le remita el informe urgentemente, ese mismo día. Si todo va bien, fija la fecha del juicio en las dos o tres semanas siguientes y envía todo el atestado al juez de lo penal.Aquí ha surgido uno de los frenos de los juicios rápidos. El mismo día de la detención, la policía llevaba personalmente la droga al citado instituto. Y horas después, este organismo enviaba al juzgado de guardia, vía fax, el resultado. Una sentencia de la Audiencia de Madrid ha dado al traste con este sistema. El fax, según la Audiencia, no sirve. El informe debe ser el original.
"Es una cuestión puramente burocrática y de fácil solución", asegura el magistrado Carlos Martín. "Bastaría con que los mismos policías que lleven la sustancia recojan luego el informe oficial y lo traigan al juzgado de guardia". "Nos esforzamos por intentar llevar los juzgados al día y luego nos encontramos con que pequeñas nimiedades dificultan ese esfuerzo", se lamenta Martín.
Otro escollo: hoy por hoy, en Madrid, sólo los 23 juzgados de lo penal de la plaza de Castilla celebran juicios rápidos. Al rechazar la Audiencia su intervención, el abanico de casos susceptibles de juicio rápido se ha reducido notablemente, ya que los juzgados de lo penal carecen de competencia para celebrar vistas sobre delitos que excedan de los tres años de cárcel.
Si, por ejemplo, se trata de un asunto de heroína (droga considerada dura), lo habitual es que se juzgue en la Audiencia. El pequeño tráfico de hachís, que suele ser castigado con menos de tres años, sí cabría enjuiciarlo en los juzgados penales, pero ha sido excluido.
Dos medidas, una ya vigente y otra que pronto verá luz verde, pueden ayudar a ampliar en breve ese abanico: acaba de entrar en vigor una ley, comenta el juez decano, que obliga a los fiscales a calificar los hechos el mismo día de la guardia (el mismo día en que llega el detenido), si su delito cabe enjuiciarlo dentro de las vistas céleres. "La medida está ahí, pero es necesario que haya más fiscales en la guardia; los que hay tienen ya de por sí bastante trabajo con la guardia", afirma el decano. La otra medida, que pronto estará en vigor, otorgará más competencia a los juzgados de lo penal y les permitirá juzgar asuntos con hasta cinco años de cárcel. Los delitos más comunes, lo que más inquietud generan en la sociedad, llevan aparejadas penas inferiores a cinco años.
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