El Parlamento de Bonn exigió en 1995 que la UE se financiara como ahora reclama España
El Parlamento alemán reclamó en 1995 que la Unión Europea (UE) introdujera en sus criterios de financiación el mismo parámetro que ahora exige España, la renta media por habitante. En los últimos meses, en cambio, Bonn se ha inclinado por reclamar un reajuste del presupuesto -bien a través de los ingresos o por una reorientación del gasto- que permita a Alemania reducir su saldo negativo con la UE. La Comisión Europea adelantó ayer que se mantendrá al margen de esta batalla y que recogerá todas las propuestas, sin inclinarse por ninguna de ellas.
La batalla por la financiación de la Unión Europea ha empezado. Alemania lleva meses lanzando un mensaje muy claro, la necesidad de reajustar el presupuesto para reducir su saldo negativo. Un mensaje que atañe sobre todo a los países ricos, aunque hasta ahora sólo España se ha dado por aludida.La respuesta española a las exigencias alemanas comenzó a perfilarse en la pasada cumbre de Cardiff (País de Gales), a mediados de junio, y se plasmó el jueves de la semana pasada en una propuesta presentada mediante una carta al presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer.
España defiende que dos de los principales recursos que nutren el presupuesto comunitario -el producto nacional bruto de cada país y sus ingresos por el impuesto sobre el valor añadido- se modulen al alza o a la baja en función de la renta por habitante de cada socio. España quiere introducir así un elemento de progresividad en un presupuesto que cada país paga en función de su riqueza bruta, pero no de su riqueza relativa.
La propuesta española, enviada por el vicepresidente segundo y ministro de Economía, Rodrigo Rato, y apoyada sin fisuras por el presidente del Gobierno, José María Aznar, permitiría a España reducir su aportación al presupuesto comunitario entre 105.000 y 210.000 millones de pesetas, al tiempo que Alemania debería aumentarla entre 325.000 millones y 650.000 millones de pesetas.
Aliados alemanes
Las exigencias españolas pueden encontrar un inesperado aliado en el Parlamento alemán. La Cámara alta, el Bundesrat, aprobó el 12 de mayo de 1995 una resolución, la número 207/95, en la que defiende tesis gemelas a las españolas. "A la vista de la carga desproporcionada de Alemania en relación con el resto de los Estados miembros, el Bundesrat considera necesaria una revisión fundamental de las finanzas comunitarias para el periodo posterior a 1999", reza el texto. Y añade: "Será especialmente importante orientar de manera más decisiva que hasta ahora las cargas en función de la capacidad económica, así como tener en consideración como parámetros la renta per cápita y el producto interior bruto (PIB) calculados en paridades de poder adquisitivo".Es la propuesta española, aunque con una diferencia muy importante. España defiende que el nuevo parámetro sea la renta por habitante (la española es el 64,9% de la media europea y la alemana el 123,4%), mientras que el Bundesrat defiende la renta media por habitante calculada en paridades de poder de compra, es decir, corregida en función del nivel de vida de cada país. Desde este punto de vista, la renta española supone el 76,9%, mientras la alemana cae al 108,6%. Lo más sorprendente es que, con ambas fórmulas, Alemania sale más perjudicada que en la situación actual.
Pero, en cualquier caso, la Comisión Europea no tomará posición ni a favor ni en contra de ninguna propuesta de reforma. Ni a favor de las tesis españolas de introducir elementos de progresividad, ni en apoyo de las exigencias alemanas de imponer un tope que impida grandes desfases entre el dinero que se aporta y el que se recibe de la Unión Europea.
Según los portavoces de la Comisión Europea, el informe preceptivo que elaborará el próximo otoño sobre la reforma financiera "se limitará a poner sobre la mesa todas las alternativas, incluido el problema del cheque británico, pero se abstendrá de realizar una propuesta concreta sobre la reforma".
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