Los romeristas de la Marina Baixa quieren echar al secretario general
Tras el paréntesis de las primarias, la guerra entre las diferentes sensibilidades en el PSPV de la Marina Baixa se recrudeció ayer cuando los renovadores afines a Joan Romero presentaron ante la Comisión Ejecutiva Nacional de Valencia un escrito exigiendo la celebración de un congreso comarcal extraordinario para elegir a una nueva ejecutiva comarcal, ahora en manos de Agustín Navarro, secretario general, y del sector que se apoya en Ciprià Ciscar. El escrito está avalado por 1.078 militantes.
Aunque los estatutos del partido no prevén la presentación de una moción de censura contra los cargos orgánicos por este procedimiento, la solicitud del congreso lo es de hecho, dado que si más de la mitad de los 2.122 afiliados suscribe la iniciativa es de prever un relevo forzoso de la actual ejecutiva, que dirige el benidormense Agustín Navarro. Sin embargo, los mismos estatutos por los que se rige el PSOE establecen que sólo la Comisión Ejecutiva Federal, con sede en Madrid, puede ordenar la celebración de un congreso extraordinario, y a nadie se le escapa que ese órgano está dominado por el secretario de Organización, Ciprià Ciscar, que difícilmente accederá a que uno de sus seguidores más fieles sea descabalgado del puesto a un año vista de las elecciones. Quizás por esa razón, Navarro remarcó ayer su predisposición a convocar el congreso "si lo ordena el órgano competente", que previamente exigiría una comprobación de las firmas. Para llegar a esa reunión sería necesario celebrar 17 asambleas locales para la elección de delegados, proceso especialmente complicado en una comarca eminentemente turística que ayer dio la bienvenida al inicio de la temporada alta. En el último año, las fuerzas se han desnivelado en esta comarca, absolutamente dividida en dos sectores. Agustín Navarro accedió a la secretaría general después de que la comisión federal anulara, por defectos de forma, un congreso anterior en el que fue elegido para el cargo el renovador José María Pajín. Los partidarios de Joan Romero decidieron no acudir a la segunda convocatoria, lo que agudizó la crisis y de hecho supuso entregar el partido al sector contrario, que desde entonces se ha resistido a asumir la integración. Se da la circunstancia de que la ejecutiva comarcal está respaldada ahora por las agrupaciones con menor número de militantes, después de un proceso de depuración encaminado a configurar censos reales y no ficticios. Altea, Callosa d"En Sarrià, La Nucía y Polop han visto reducidas sus fuerzas en más de 300 militantes, mientras agrupaciones afines a Romero como Benidorm, La Vila Joiosa y L"Alfàs del Pi han incrementado la militancia hasta acaparar el 65% del total.
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