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Los unionistas mantienen su marcha en el Ulster

Los llamamientos a la calma en Irlanda del Norte han resultado inútiles. Los protestantes de la Orden de Orange mantienen inflexible su decisión de marchar este domingo por Carvaghy Road, en el barrio católico de Portadown y, si la policía se lo impide, amenazan con lanzarse a una protesta de un año.A cuatro días del desafío protestante que puede hacer tambalear el proceso de paz en el Ulster, las fuerzas de seguridad comenzaron ayer a tomar posiciones en Portadown tras esporádicos choques en la vecina localidad de Lurgan. Coreando consignas nacionalistas, militantes católicos encapuchados arrojaron bombas incendiarias contra patrullas en Lurgan, donde la policía descubrió explosivos. No hubo heridos, pero el incidente ilustró cuán cargado está el ambiente en el Ulster y cuán tenues son las perspectivas del periodo de desarme de las milicias, que comenzó oficialmente ayer y que se extenderá durante 24 meses.

Denis Watson, gran maestre de la Orden de Orange en el condado de Armagh, reiteró ayer que la organización ultraprotestante se mantendrá fiel a su lema de No a la rendición y ni un centímetro atrás. Abiertamente desafiando la prohibición del llamado Desfile de Drumcree, Watson aseguró que centenares de orangistas acudirán a la parroquia del mismo nombre y luego marcharán por Carvaghy Road. Los miembros del distrito de Portadown irán a Drumcree el domingo y retornarán por la ruta tradicional. "Estamos preparados para esperar en Drumcree 365 días si fuese necesario, para defender el principio y el derecho a desfilar por Carvaghy Road", declaró Watson, exponente del movimiento contrario al proyecto de paz que la semana pasada fue elegido a la nueva Asamblea legislativa.

Watson dijo que ha llegado la hora de demostrar fortaleza y decisión, una idea que adquiere tono de proclama de muy mal agüero para el domingo y el resto de la temporada de desfiles, que dura todo el verano. Ese día marca una de las fechas culminantes del triunfalista calendario protestante en el Ulster desde la victoria de Guillermo de Orange sobre los católicos en el siglo XVII.

La nueva crisis en el Ulster acaparó la reunión entre el primer ministro británico, Tony Blair, y su homólogo irlandés, Bertie Ahern, ayer en Francfort. Un portavoz británico dijo que ambos subrayaron que todos los norirlandeses deben hacer todo lo posible para que el fin de semana transcurra de forma pacífica. Públicamente, líderes orangistas se han comprometido a evitar incidentes durante la marcha que en años anteriores degeneró en violentos enfrentamientos en varios puntos del Ulster. Pero su determinación de ignorar la prohibición aprobada el lunes garantiza disturbios. Fuerzas nacionalistas, que ven la marcha como una provocación peligrosa e innecesaria, ya han comenzado a movilizarse en toda la provincia a la misma velocidad con la que organizaciones protestantes probritánicas se preparan para la marcha y la sagrada defensa del espíritu de Drumcree.

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