Ganar o perder
Es muy relativo el ganar o perder. ¿Quién gana más, el que gana o el que pierde? ¿De qué se benefician los ganadores? Siempre lo he dicho: no estaba de acuerdo con el proceso de primarias. Personalmente le dije a Aurelio que no se prestara al juego. Pensaba yo, y sigo pensando ahora, que Aurelio Martínez como persona no se merecía presentarse a ese análisis que carece de procedimientos científicos para saber si realmente cualquier resultado se ajusta al perfil que representa. Es lícito que un hombre de su personalidad, talante y capacidad tuviera el deseo de convertirse en alcalde, pero me atrevo a afirmar que en ningún momento lo hizo por el ansia de poder, sino para poder realizar un trabajo en beneficio de los más necesitados. La humanidad que Aurelio representa transmite confianza. Tal vez los hombres y mujeres que con su voto han decidido que Aurelio no les represente le han hecho un gran favor. Le han devuelto la libertad que él voluntariamente había perdido y, quienes políticamente disponían de ella no han sabido valorarla ni rentabilizarla. Por eso es tan difícil saber quién gana y quiénes pierden. Lo más seguro es que el perdedor haya ganado, y si es capaz de transmitir a sus alumnos su sensibilidad, a la larga, ganemos todos. Todos, porque tendremos unos profesionales de la Economía en los cuales su saber estará al servicio de la mayoría y harán una sociedad mejor. Aurelio, has ganado un amigo y tu libertad. Si algún día decidieras volver a perderla con tu militancia de carné en el PSPV, también has ganado mi aval, ¡si es que vale!- . .
Salvar L"Horta
En el Foro por una Valencia Sostenible nos planteamos el tema de L"Horta en su conjunto como una necesidad de la ciudad de Valencia para caminar por el sendero de la sostenibilidad. Los economistas de la ecología han denunciado en numerosas ocasiones que, si porque la cosecha de ladrillos se vende mejor que las hortalizas todos plantamos ladrillos, al final no tendremos otra cosa que comer. Cuando a nivel mundial el crecimiento demográfico y la destrucción de las tierras de cultivo nos abocan a una crisis alimentaria global, el que en la huerta de Valencia podamos obtener tres y cuatro cosechas al año, constituye un regalo inapreciable de la naturaleza. El Ayuntamiento de Valencia, el 25 de abril, aprobó, por consenso, su adhesión a la Carta de Aalborg, con lo que se comprometió a iniciar una transformación de su modelo de desarrollo en aras de la sostenibilidad, e impulsando la creación de foros ciudadanos desde los cuales se diseñarán los futuros proyectos de ordenación del territorio municipal. Sin embargo, en contra de esta imagen democrática hablan los hechos. La paralización del Plan Verde y la destrucción de las alquerías del Pouet demuestran con dramatismo cuál es la verdadera vocación del gobierno municipal. Rita Barberá deberá dar explicaciones a los ciudadanos de por qué ha ejecutado dichas acciones. La ciudad de Valencia necesita de L"Horta, ésta depende de los agricultores, quienes habitan y guardan sus herramientas en las alquerías, por lo tanto, la destrucción de las mismas constituye un atentado contra el agricultor, contra L"Horta, contra la ciudad y sus habitantes. Además, es un crimen contra la cultura. -. .
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