El derecho a dormir tranquilo

El 24 de junio a la 1.30 de la madrugada, suena el teléfono en mi casa, pero no contesta nadie. A las 3.30, aproximadamente, vuelve a ocurrir lo mismo. Como sólo se oía un sonido no habitual, como es el caso de los fax, dejé el supletorio y me apresuré a conectar mi fax. Era un anuncio enviado por una empresa dedicada a la informática. Como se puede apreciar, ha surgido una nueva forma de agresión a la intimidad, aprovechando el descuento en las tarifas nocturnas que ofrece Telefónica. Para colmo de males, mi familia está esperando noticias nada halagüeñas del extranjero y esto nos ha provocado una desazón, más el hecho de no poder volver a conciliar el sueño. Personalmente, no me opongo a que la gente tenga iniciativas, y que cada uno se gane la vida de la mejor manera posible, pero siempre sin molestar a los demás. Somos muchos los que tenemos fax en nuestras casas particulares y hoy ha sido esta empresa y mañana serán muchas más las que aprovechen esta forma de enviar propaganda, con lo que nos exponemos a tener que pasar algunas noches en vela. Si esto legalmente no se puede parar, propongo una solución , sólo basta con pensar que "donde terminan los derechos de unos comienzan los derechos de los demás", y es utilizar la tarde de los domingos para estos menesteres.-