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Entrevista:

"En Orihuela, lo único que huele mal es el Segura"

Miquel Alberola

Este médico del aparato digestivo llegó a la política abordo del Sindicato Médico Independiente y asegura que está de paso. Se toma con humor los chistes que sus adversarios hacen con su apellido y no sueña con ser alcalde de Alicante, aunque tampoco soñó con presidir la Diputación.Pregunta. ¿Qué hacía antes de presidir la Diputación de Alicante? Respuesta. Salvo ejercer la medicina y llevar una familia, siempre me ha gustado tener actividades complementarias de participación. Al principio fueron deportivas: fui médico del Alicante CF durante dos años. Luego me introduje en la problemática sindical, y llevé toda la responsabilidad de hospitales del Sindicato Médico Independiente, primero de Alicante y después de la Comunidad Valenciana. Y en el año 90 entré en política. P. ¿Qué o quién le atrajo hacia la política? R. Uno se mete en una dinámica social y llega un momento en que siente la necesidad de participar más. Eso y la amistad de la gente que te busca y te enreda. P. ¿Le enredaron? R. La verdad es que fue espontánea mi participación para ser compromisario en el congreso de Sevilla de 1990. Me presenté, me eligieron y luego Eduardo Zaplana, sin conocerlo, me buscó para formar parte de su comité ejecutivo. P. ¿No hecha de menos la medicina? R. Hecho de menos la medicina y la convivencia con mi familia. P. ¿Está de paso en política? R. Así me lo he planteado. La etapa política debe ser de transición. La sociedad tiene siempre los políticos que se merece, es decir aquellos que son capaces de apartarse de la sociedad hacia la política. Con las excepciones necesarias, en los tiempos pasados no han sido las personas más destacadas de la sociedad las que han participado en política, por eso hasta ahora la política no ha reflejado lo que era la sociedad. P. El médico está regulado moralmente por Hipócrates. ¿Quién regula al político? R. El comportamiento ético, bajo el prisma cristiano o agnóstico. Las normas de convivencia y sociedad nos regulan a todos. El hecho de jurar o no a Hipócrates tampoco sirve para diferenciar a un profesional de otro. Y en el plano político, pues tres cuartos de lo mismo. P. A diferencia de los otros presidentes de Diputación valencianos, usted no tiene implantación en el partido. ¿Esto dificulta las cosas? R. Si por tener gente supone haber implicado a gente en la política, hay y mucha. Si por tener gente supone que hay gente en mi entorno que sólo obedece mis decisiones sin tener en consideración los intereses del partido, ni la tengo ni quiero tenerla. Mi trabajo está en perfecta sintonía con el presidente regional del partido. P. Ha dicho que está de paso, pero otros dicen que sueña con ser alcalde de Alicante. R. Para todo ciudadano que se meta en política, ser alcalde de su ciudad es un sueño bastante arraigado. Yo no entré en política con un objetivo definido y he desarrollado mucho más de lo que pude soñar: he sido diputado nacional y provincial, soy presidente de la Diputación, soy concejal del Ayuntamiento de mi ciudad, soy presidente provincial del partido. Ser alcalde depende de una estrategia de partido, que en un momento dado, las personas que tienen la responsabilidad estimen oportuna. No es un objetivo que he trabajado. P. Es un entusiasta del provincialismo, ¿no? R. Sin obsesiones. Creo que hay que respetar y estimular el mantenimiento de las diferencias, no sólo de las provincias sino también de las comarcas, pero siempre con un objetivo claro de apoyo común a la Comunidad Valenciana. Han tratado en ciertos momentos de manipular intenciones que sólo pretendían motivar al pueblo para hacer esfuerzos comunes. Ha habido actitudes que han sido interpretadas de forma equívoca e intencionada. P. Instauró el Día de la Provincia y propuso la creación del himno de la provincia. R. Sí, el himno lo dejamos porque la gente a veces, debido a la distorsión, no entendía los porqués de las cosas. Cuando se hacen estas propuestas no se trata de otra cosa que de motivar a la gente a que se sienta participativa e involucrada en los proyectos comunes, y no con ningún afán de separatismo ni provincialismo. P. Pues tiene fama de lo contrario. R. Siempre procuro hacer autocríticas a la hora de valorar las cosas. Durante mucho tiempo ha faltado una sensatez y una sensibilidad hacia lo alicantino. Esta percepción tenía en Alicante el comportamiento de muchas cosas: inversiones, ocupación de tiempo en la televisión autonómica... Creo que Alicante tiene la parte que le corresponde desde que gobierna Eduardo Zaplana en la Comunidad Valenciana. Se han hecho esfuerzos importantes por ser sensible a los problemas alicantinos y las cosas se van normalizando. En este sentido, me siento muy satisfecho de oír el Himno de la Comunidad Valenciana en Callosa, en Orihuela o en Alicante y que la gente lo sienta suyo. P. ¿Los alicantinos son valencianos con facilidad o les cuesta? R. Aquí no tenemos ese problema más que cuando se produce por torpeza o insensibilidad de los políticos. Por ejemplo, el problema del agua, que resuelve Eduardo Zaplana con el Plan Hidrológico del Júcar, no es de ahora sino de hace muchos siglos. Y cuando se trató de dinamizar el aeropuerto de Valencia a costa del de Alicante, que también levantó sensibilidades. Y cuando el puerto de Alicante reduce su funcionamiento tratando de ampliar la función del de Valencia. Pero no hay que volver a los errores del pasado cuando se está haciendo bien en el presente. Hay que dinamizar la comunidad autónoma participando cada uno con sus posibilidades. P. ¿Se acuerda del mapa comarcal plagado de errores que sacó la Diputación? R. Claro. Ya podemos hablar con sinceridad del tema. En un momento dado mi diputado de Imprenta me dice que había papel de sobra y que si me parecería bien hacer un mapa provincial que explique cómo se elige la Diputación para los colegios. Le dije que estupendo. Pero si el técnico lo hace mal, yo no lo veo hasta que sale en la prensa y el muerto se me cae encima. Fue un error del técnico, pero también se pueden equivocar. P. Bajo su mandato el PSPV ha arrebatado al PP alcaldías como Elda y San Juan. ¿No es una mácula en su expediente? R. No, la democracia hay que respetarla y el juego democrático permite que cuando se ponen de acuerdo unos partidos haya una moción de censura y les facilite el gobierno. No hay que darle mayor importancia. La gestión del PP está ahí y la del PSPV y EU también. Los ciudadanos ya harán sus análisis y su diagnóstico en las próximas elecciones. Creo que las causas de las mociones no fueron el mal funcionamiento sino el hecho de cambiar el signo político. P. La congelación del Plan de Obras y Servicios para revisar todas las subvenciones de la Diputación es una medida sin precedentes. R. Nadie ha congelado el Plan de Obras y Servicios. Una cosa es que se revisen los expedientes y otra que se paralice el plan. P. Se publicó que el plan quedaba paralizado porque eran necesarios todos los funcionarios para efectuar la revisión. R. Si uno hace caso de lo que se publica, está perdido. Lo que ocurre es que el partido socialista hace responsable al Gobierno de la Diputación de la forma en que había hecho una adjudicación un municipio. La Diputación no tenía conocimiento puesto que era un Ayuntamiento autorizado. Hasta ese momento, la Diputación nunca había supervisado las adjudicaciones porque había respetado la autonomía municipal, que es donde deben de controlarse esas formas de gestión. Entonces revisamos la época anterior por si habíamos hecho algo mal, pero nos llamaron la atención algunas cosas, como que el alcalde de Benferri, del PSPV, tenga dos empresas a las que los municipios de La Vega Baja le adjudican las obras. Y el PSPV nos está acusando de que un tal Fenoll, a quien no conozco, es un empresario afín al PP y, parece ser, no se le exigía la calificación de la empresa, que exige la Ley de Contratos. Y resulta que a este señor se le han adjudicado obras en otros pueblos por más del doble sin tener esta calificación. Lo estamos revisando, pero no hemos parado el plan. P. ¿No se trata de una cortina de humo para que el PP no tenga que explicar el caso Dolores? R. Pero el caso Dolores es lo que le cuento. No hay más. A veces se confunde de forma interesada el pacto de gobierno con unos compromisos, que históricamente se han hecho en todos los sitios de forma más o menos transparente, con la adjudicación de una obra dentro de un contexto económico normal. Pero si no le pedía la catalogación, habrá que preguntarle al secretario del municipio. La Diputación no entra. Y antes tampoco entraba, por lo que se ve. P. ¿Qué ocurre en La Vega Baja? ¿Lo sabe el presidente de la Diputación? R. En La Vega Baja no ocurre nada malo. Todo va muy bien. Usted se referirá a Orihuela. Y en Orihuela lo único que huele mal es el Segura y lo estamos arreglando. Aquí habían surgido unos problemas de ambición personal con unos concejales, pero nada más. Otra cosa es que le hechen leños.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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