La ciudad es algo demasiado serio
A diferencia de los errores y fracasos médicos, que acaban en el campo santo, se entierran (o se incineran) y se olvidan, los errores y fracasos de los arquitectos tienen la desdichada propiedad de ser imperecederos, se adueñan de la ciudad y se imponen en ella para siempre, como una pesadilla interminable para visitantes y sobre todo para sus habitantes, cuya memoria destruye irreparablemente. El Ayuntamiento de Córdoba, por ejemplo, sólo parece útil ahora para que los estudiantes de Arquitectura se coloquen frente a él y aprendan qué es lo que de ninguna manera debe hacerse, aunque se hallen algún día bajo los efectos de un Alzheimer más o menos avanzado; pero, ¿cuántos años, tal vez siglos, permanecerá en pie? La Oficina de Turismo de la plaza de Judá Leví, también en Córdoba, va a ser derribada al fin, ciertamente, pero ¿cómo devolver a ese entorno lo que se destruyó para construirla? Y la Alcazaba de Almería: ¿qué ineptitud cómplice hizo posible esa horrible pastichada del primer recinto que acabo de ver a la vuelta de unos años de mi anterior visita? La ciudad es algo demasido serio para dejarla en manos del concejal del momento y del arquitecto de turno. hay que discutir el tema de quién decide en la ciudad y tratar de hallar una rápida e inteligente solución a éste problema (si es que lo tiene).-
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