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Secretos de antaño

La fiesta de la Trilla y los Oficios Antiguos muestra labores casi olvidadas

Parece increíble, pero es cierto. Los vikingos llegaron ayer a Madrid para desembarcar el próximo domingo a la una de la tarde desde el lago de la Casa del Campo. Forman parte del espectáculo de la quinta edición de la Fiesta de la Trilla y Oficios Antiguos que se celebra hasta el domingo frente del pabellón de la Pipa en los recintos feriales (metro Lago). José Miguel Pérez es uno de los 22 vikingos que navegarán en el drakkar. Su papel se lo conoce de memoria pues lleva desempeñándolo seis años en el marco de la famosa Romería Vikinga de Catoira, un pueblo gallego de 3.800 habitantes. "Hoy vamos a navegar por el lago a la una de la tarde y el domingo improvisaremos un desembarco con simulacro de lucha", explica.

José Menor Canal, de unos 60 años, es el organizador de la Fiesta de la Trilla y lleva mucho tiempo desempeñando el oficio de panadero. Antiguamente iba al campo para recoger el trigo. "Nosotros somos hombres sacrificados. Teníamos que aguantar el calor para soportar la miseria durante el resto del año", cuenta, "y esto la gente no debe olvidarlo. Por eso, les queremos enseñar todo el proceso para hacer pan, desde el traslado de la mies en carros de bueyes hasta la cocción".

Ahora su hijo, Alberto Menor, ha tomado el relevo en la panadería familiar. "Primero se separa el grano de la paja con palos. Después, el grano se muele en un molino romano, se mezcla con agua y sal. Al final le das la forma que quieres y lo pones a cocer durante una hora en el horno", cuenta muy orgulloso, al afirmar que hoy mostrará cómo se realiza la trilla.

El oficio de panadero no es el único que se muestra en esta quinta edición de la Fiesta de la Trilla. Un destilador enseña cómo funciona un alambique. Estas máquinas existen en diferentes tamaños, y todas son de cobre. El hombre está fabricando orujo, la famosa bebida gallega.

A unos 20 metros de él, Elisabeth Salgado, tejedora, explica todo el proceso para fabricar el lino. Desde la recolecta de la planta hasta el resultado final. Todos los productos que vende los hace a mano en el taller que posee en Ourense. Por supuesto, los tejidos ya no los fabrica ella misma. Los compra en una fábrica donde les echan muchos productos químicos. Al confesar esto, su rostro se entristece y luego explica que quiere montar su propia fábrica. "Queremos confeccionar tejidos semiindustriales, como se hacen en Normandía. Son mejores porque no llevan tantos tóxicos, que dañan bastante el lino", dice. Salgado subraya la buena calidad del lino que existe en Galicia.

Agapito, un alfarero, enseña también los secretos de su oficio. En un torno de madera dispone el barro. Al girarlo, moldea con sus manos la masa. A los diez minutos aparece un magnífico plato. Pronto lo enjuagará y lo pondrá en un horno. Después lo pintará.

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"De verde y marrón", insiste frente a su mujer, que le acompaña en su tarea "Yo prefiero callar porque el jefe es mi marido", dice ella.

El conjunto de la fiesta tiene aspecto curioso. Pero lo más raro es la presencia de Miss España 98, María José Besora, que participa como una reina. Viene de Murcia y se dice muy honrada por haber sido elegida madrina de la muestra. "Esta gente tiene mucho valor, porque el trabajo que hace es muy duro", sostiene. Vestida con tacones muy altos, Miss España resplandece en un traje gris alrededor de los vikingos, posando para una foto. "Esta fiesta enseña a la gente cómo se hace pan. Está muy bien", exclama la reina de la belleza.

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