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FRANCIA 98

"A alguno le arranco la cabeza"

Clemente comenzó su dialéctica agresiva el 23 de mayo y no la abandonó hasta que España

Javier Clemente acabó el Mundial de Francia como lo empezó: amenazando. Desde que se concentró la selección española en Puente Viesgo (Cantabria), el 23 de mayo, hasta unos minutos después de haber sido eliminada en la primera ronda, el pasado miércoles, el seleccionador no abandonó un tono pendenciero y provocador.Ni siquiera después de que España, que se cansó de repetir que venía a Francia a por la Copa del Mundo, cayera a las primeras de cambio, descartado nada menos que por Paraguay, una selección sin peso futbolístico y ausente de los dos últimos Mundiales. Ni siquiera tras la eliminación. Durante muchos días decidió comunicarse con el exterior a través de un único medio de comunicación, la Cope. Y en la Cope lanzó sus últimas palabras en este Mundial. Mezcló la tristeza con la soberbia. Y terminó ganando la soberbia.

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"Estoy triste. El fútbol es así. Dependíamos de Nigeria. Íbamos a salir a por todas. Me equivocaré o no me equivocaré. Mi obligación era que nuestros aficionados vieran que este equipo se deja la piel. Al no ganar el primer partido la cosa se complicó.... Y no hay más que rascar (...) Estoy jodido".

"No he pensado en dimitir. Estoy muy cansando. Dimitir me parece indigno, no sé si por mi personalidad o por ver las cosas como yo las veo. Dimitir es derrotarte a tí mismo. Siempre he peleado, por eso no me atrevo a dimitir. Otra cosa es que ahora mismo pues esté jodido. Pero, no cabe esa lectura en mi concepto, aunque a veces uno lleve tanta carga encima no se te pasa por la cabeza. Me vendría bien retirarme un poco. Estar peleando por la gente, por el pueblo español, para que luego te maltraten. No es que comenten, es que te maltraten, es una carga impresionante. A veces yo me crezco, pero ahora no es el momento. Ahora estoy aplanado. No tengo ganas de pelear con nadie. Si digo algo de lo que me pasa por la cabeza montaría una rebelión".

"Si no puedo ser entrenador me tengo que retirar. Si voy a Madrid y Barcelona tengo 25 medios y no dejo pasar a la morralla... pues ¿qué tengo que hacer? ¿dejar el fútbol? El fútbol es mi vida. Entonces es que la prensa ha acabado conmigo y, ya te digo, para acabar conmigo tendrán que matarme. O me mata la prensa o conmigo no acaban. No me pliego a los mamones, cuando veo a un mamarracho se lo diré. Otra cosa es que yo tengo una junta directiva a la que me debo y otra cosa es que sea bueno para ellos. No me marcho de los sitios dando un portazo. Ese es un concepto diferente: que sea bueno para ellos, no que acaben conmigo".

"Pero ya me pueden estar dando caña, Gallego y Rey, Pedro Jota o el tonto de la Bernarda... no pueden conmigo. Hoy estoy fundido, pero que tengan cuidado que a alguno le arranco la cabeza. Mañana volveré a la pelea. Pero que tenga cuidado con lo que digan. Yo digo algo y se monta el espolio general y a mí me llaman lo que sea y porque sea el seleccionador tengo que aguantar. Aguanto hasta un límite: no voy a emplear la violencia, empleo la violencia dialéctica".

"A ver quién de los 100 se atreve a enfrentarse... En no sé qué siglo, a España nos invadieron los franceses y en Zaragoza estaba Agustina de Aragón y le sacó a todos del país y eran cuatro y un tambor. La razón imperó. No puedo con 500, pero puedo con dos. Si yo trago, el que viene detrás traga y esto se convierte en un país de tragones, en una dictadura".

"¿Quién es el imbécil que dice que no repito alineaciones?... Que hubieran venido a Puente Viesgo y vieran cómo estaban los jugadores de cargados. Además, no se juega igual a Nigeria, Paraguay y Bulgaria. Pero si yo digo que no estamos bien y mis jugadores lo leen... Necesito que mis jugadores me oigan decir que estamos bien".

25 de mayo. Primera conferencia de prensa del seleccionador en Puente Viesgo. Sin que nadie le preguntara y sin venir a cuento, Clemente golpea primero: "No nos llamen ustedes fracasados este verano , porque primero deberán mirarse ustedes: las radios españolas son las 200 y pico en el escalafón mundial; y la prensa, la 500 y pico", declaró. Alguien le recordó que los futbolistas españoles están entre los que más cobran del mundo, lo que no ocurre en otras profesiones. "Los brasileños cobran mucho más", replicó.

El seleccionador sorprendió a los periodistas, que no esperaban un primer golpe a la mandíbula. No había motivos: todo eran alabanzas: a la elección de los 22 hombres y a los métodos de trabajo. La prensa no repelió el ataque sino que prefirió desdramatizarlo: se distribuyeron camisetas con la inscripción "Somos unos fracasados. Puente Viesgo 1998" y se repitió una chanza entre algunos periodistas, que gritaban con tono cuartelario. "¿Qué es lo que somos? ¡Unos fracasados, señor¡".

11 de junio: Se acerca el estreno de España en el Mundial y todo funciona como al principio: grandes dosis de optimismo y de consenso. Sin embargo, no se sabe si por alguna necesidad biológica, Clemente reemprende la guerra. Asegura que hay periodistas españoles en funciones de espía que le pasan informes de los planes de España al técnico nigeriano, Bora Milutinovic. "Hay espías que me han jodido la semana. He dejado de hacer cosas que tenía que hacer", dice el técnico, que prohibe a sus jugadores que hablen como estaba previsto. Periodistas de todo el mundo se quedan desatendidos en el hotel de concentración de Chantilly. Por fin, un sector de la prensa, que entiende que se trata de una polémica inventada, devuelve el golpe y ataca a Clemente. En la previa del partido ante Nigeria, el entrenador recoge el guante: "Lamento que se hayan desatado por parte de cinco o seis periodistas comentarios falsos que no me gustan. Tuvimos un fallo, el único, y nos lo arrojan como sapos y culebras. Lo devolveré con la misma moneda".

13 de junio: La tarde de la derrota ante Nigeria, Clemente cumple el formalismo de la FIFA, responde con desgana a tres preguntas sin sustancia, y se escabulle de la prensa. Sólo habla para el programa Supergarcía, ya de madrugada. El enfrentamiento ya es abierto. Clemente está más obsesionado con la prensa que con Paraguay, sobre quien no sabe casi nada: ni siquiera manda a uno de sus ayudantes para ver en directo un partido del equipo suramericano. Los jugadores apenas reciben información de Paraguay. "No hablo en 15 días", dice Clemente.

20 de junio. España ha empatado ante Paraguay y Clemente asoma un rasgo de humildad. "No pudo ser", se lamenta. A la mañana siguiente, por contra, se planta por sorpresa ante la prensa y retoma el enfrentamiento. "Vosotros los periodistas no nos vais a quitar la ilusión que tenemos por clasificarnos. Sólo sois gentiles cuando no lo necesitamos, cuando ganamos, entonces nos da igual. Pero cuando os necesitamos, cuando estamos jodidos, no nos dais nada, nada".

Clemente advierte que no va a renunciar al cargo, al tiempo que se aleja incluso de aquellos periodistas que le apoyaron durante años. Los días de concentración son muy largos para Clemente, que además implica a los jugadores en esta batalla ficticia. Se extiende una corriente de victimismo. No existe la autocrítica: jugamos muy bien ante Nigeria, repiten los españoles, que no admiten la realidad: "Jugamos muy mal los dos primeros partidos y muy bien el último", se sinceró Zubizarreta la noche en que España cayó eliminada.

El presidente del Gobierno, José María Aznar, también critica la supuesta soberbia con la que la selección acudió a Francia. Clemente públicamente le disculpa, aunque el preparador físico, Manuel Delgado Meco, es quien recurre esta vez a la amenaza: "Que nadie se suba después al tranvía", suponiendo que España iba a clasificarse y que dirigentes o periodistas tendrían la tentación de subirse al carro del éxito. Era el domingo 21 de junio y los jugadores recibieron órdenes de Clemente: silencio. Un nuevo castigo del seleccionador a los periodistas, a los que despidió, desde el autobús, con una sonrisa burlona de desprecio.

22 de junio. Previa al partido de Bulgaria. En una conversación con el diario Sport, Clemente afirma: "Igual sigo hasta el 2004 para tocar los huevos a los periodistas".

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