México amenaza el futuro de Holanda
Bélgica necesita vencer por tres goles a Corea para asegurarse la clasificación
Los equipos pequeños tienen una ventaja: si jugando normal se logra ante ellos un resultado lógico (una goleada), todos los males que pudiera tener antes el equipo se olvidan. Pero tienen también una desventaja: un simple empate, por no hablar de una derrota, ante ellos hace inevitable una crisis de grandes dimensiones. Holanda sabe mucho de lo primero. Su 5-0 a Corea del Sur hizo olvidar instantáneamente los indicios de crisis que se abrieron con el triste empate a cero en el partido inicial ante Bélgica.Después de lo de Corea sólo fueron protagonistas de reportajes amables, alegres informaciones de jóvenes guapos y talentudos, de técnicos abiertos y comprensivos, de audacia atacante y de juego sin complejos. Todo eso, aparte de una clasificación que sólo una derrota podría evitar, lo ponen en juego hoy ante la sorprendente México. En el partido simultáneo, Bélgica necesita golear a la decrépita Corea del Sur (no ha ganado aún ni un partido en sus cuatro participaciones mundialistas, 12 encuentros) para no depender más que de sí misma para pasar. Con la ayuda de sus tres auxiliares de lujo (Neeskens, el que insufla coraje; Koeman, el que cuida de los pequeños detalles; Rijkaard, el que crea buen ambiente, sobre todo con los jugadores surinameses), Hiddink, el seleccionador, ha creado un grupo único de talento y unión. O eso venden.
La expulsión de Kluivert ante Bélgica no ha creado ningún cisma; la exclusión del rebelde Davids ante los belgas, tampoco; la condena a Seedorf a jugar en la banda derecha, y su posterior exclusión de la alineación por su fracaso, sólo produjo un par de palabras más altas que otras. Davids seguirá de titular, Kluivert sigue suspendido y Seedorf continuará en el banquillo ante México.
El equilibrio alcanzado por Hiddink no sólo ha servido para domar las tensiones, también ha producido un juego espectacular en la cancha que ha convertido a Holanda en la favorita de los románticos. Y hasta la presencia amenazante de Cruyff y Gullit en las bandas (siempre se dice que esperando su oportunidad para tomar el equipo) ha sido reconducida hacia una integración nacional.
Lo único que necesitan ahora es ganar a México. Antes del Mundial se consideraba uno de los partidos fáciles, pero el derroche mexicano en el torneo ha cambiado un poco la apreciación de las cosas. Y después de su heroica remontada ante Bélgica, más. El equipo norteamericano no sólo ha mostrado la habilidad esperada en sus mejores hombres (Hernández, el rubio, Blanco, Ramírez y Arellano), sino una inesperada fuerza de carácter.
Un empate le vale a Holanda para pasar e incluso para liderar el grupo (salvo que Bélgica gane por cinco tantos de diferencia a Corea, lo que le podría condenar a un duro choque con Alemania, si es segunda del suyo, en octavos) y también le podría valer para meterse en octavos a México (a menos que Bélgica gane por más de dos goles a Corea: si hubiera un 0-0 entre Holanda y México y un 3-1 en el Bélgica-Corea, habría necesidad de una moneda para resolver la igualdad entre belgas y mexicanos).
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