Un Tribunal Penal Internacional permanente

El concepto de crimen contra la humanidad hizo su aparición al terminar la II Guerra Mundial. (...) Se hacía necesario asegurar la represión de tales crímenes y, como afectaban al conjunto de la humanidad, pareció conveniente que un tribunal internacional (...) juzgara a los responsables de esos crímenes, por encima de las jurisdicciones nacionales. (...)

El Tribunal Internacional de Yugoslavia, como toda jurisdicción nueva, se ha encontrado con muchas dificultades, pero, a pesar de ellas, se ha detenido a criminales, se han instruido causas y se ha dictado una sentencia. El Tribunal de Ruanda, creado en 1995, también ha comenzado, no sin dificultades, su andadura.

Sin embargo, y pese a la competencia y energía de sus magistrados, estos tribunales ad hoc carecen por naturaleza de un elemento esencial: la disuasión.

Por el contrario, una jurisdicción criminal permanente supondría un freno para todos aquellos que pudieran verse en la situación de cometer crímenes contra la humanidad. No olvidemos que estos crímenes no prescriben. Cualquier criminal de guerra que se crea en la impunidad en un día como hoy puede verse dentro de unos años entre gado a la justicia internacional por quienes hoy considera sus amigos o por un nuevo régimen. La política es cambiante; el Tribunal Internacional será permanente. (...)

22 de junio