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Entrevista:

"Me sorprende ver tanta gente leyendo en el metro madrileño"

Adriana Mosquera, sonreída en su Colombia natal como Nani, aún no es muy conocida por estos lares, pero lo será. La Universidad de Alcalá acaba de expedir un pasaporte en forma de libro a su personaje, Magola, una piernipeluda (no se depila) con las ideas muy claras respecto a la igualdad de sexos. Mosquera tiene 29 años y dibuja desde niña, pero, por azares de los numerus clausus, estudió Biología. Ya licenciada, un amigo le propuso ganarse la vida con el rotulador diseñando tarjetas de felicitación. Hoy es la única hispana y la única mujer que publica en la página de humor del periódico colombiano El Tiempo y una de las pocas féminas que acuden cada año a la Muestra de Humor Gráfico de Alcalá de Henares.Pregunta. ¿Cómo es Magola?

Respuesta. No quería dibujar lo mismo que los hombres: hembras perfectas, curvilíneas, rubias y altas. Por eso hice a Magola totalmente antagónica a lo que hacen ellos: la nariz grande, el cabello oscuro, las piernas peludas y completamente recta, se viste con un traje de pepa y usa botas, nada de tacón. Quiero que lo que piensa sea más importante que su aspecto.

P. ¿Y qué piensa?

R. Ella en principio era muy feminista. Yo tenía ganas de pelear, y todos los chistes machistas que me sabía los volteé y los puse contra los hombres. Pero me di cuenta de que el feminismo era igual que el machismo, así que busqué un lenguaje más constructivo y empecé a hablar de equidad de géneros, del hogar, los hijos, la doble jornada de la mujer que trabaja fuera...

P. ¿Qué le parece que la Universidad de Alcalá de Henares haya creado un Premio Internacional de Humor Gráfico?

R. La caricatura surge con las pinturas rupestres, pero el Nobel no incluye el humor, hay premios para peluqueros, para modistos, y no había para humoristas. Ahora está el Quevedo alcalaíno. Sería magnífico que se lo dieran a alguien como Quino, que ha hecho reflexionar tanto a la humanidad.

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P. ¿Cómo consigue que se le ocurra algo gracioso a diario?

R. Al cabo del día, a uno le ocurren muchas cosas ridículas. Lo que pasa es que uno no se da cuenta si no lleva las antenas prendidas. Yo llevo una libretica y voy anotando.

P. ¿Ha apuntado algo que le haya ocurrido en Madrid?

R. Sí. El año pasado, cuando vine a la Muestra de Humor Gráfico de la Universidad de Alcalá, pensaba: "¡Qué bien!, no voy a tener la barrera del idioma".

P. ¿Qué es lo que más le ha sorprendido de Madrid?

R. Ver tanta gente leyendo en el metro. Hay mucho movimiento cultural. En mi país, casi nadie lee. Por eso es difícil escribir libros.

Así es Magola. Edición: Universidad de Alcalá. Precio: 500 pesetas.

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