Escocia y su oportunidad histórica ante Marruecos

Estamos tan acostumbrados a perder que ganar nos perjudica, podría ser el lema de los escoceses. O por lo menos el lema querido por los millones de aficionados de todo el mundo que la han designado la selección más simpática quizás, sobre todo, por un buen saber perder insólito en estos tiempos de competitividad y partidos disputados como si el orgullo de una raza estuviera en juego. Pero no sólo por asumir el romántico papel de perdedores lúcidos caen bien los escoceses que en sus siete anteriores participaciones mundialistas (54, 58, 74, 78, 82, 86, 90) no han logrado sobrevivir a la primera fase. Caen bien por ser alegres, bravos, combativos y generosos; por su tartan army (su legión de seguidores en faldas, cerveceros pero no broncas) y por ser un país pequeño con orgullo en un mundo de gigantes. Y por eso están convencidos de que seguirán cayendo bien aunque esta tarde (ganando a Marruecos y contando con la derrota o el empate de Noruega ante Brasil) den un giro histórico a su papel en el fútbol mundial.

Lo que espera es Marruecos, que ha aportado un fútbol a la brasileña, un jugador extravagante y genial como Hadji y un juego valiente, sin demasiados escrúpulos defensivos.