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Los peatones no usan claxon

Hace dos semanas, la oposición municipal de Barcelona puso el grito en el cielo ante las dificultades que las obras que soporta la ciudad suponen para los automovilistas. Pau Noy, miembro de la Asociación para la Promoción del Transporte Público, expresa su sorpresa ante este hecho y aporta diversos datos para la reflexión. El coche privado representa menos del 25% de los desplazamientos que se hacen en Barcelona. Pero si se atiende a las personas transportadas, éstas no alcanzan el 5%, y no llegan al 10% si se añaden los barceloneses que entran y salen de la ciudad en coche. "Con estos datos", dice, "parece un poco frívolo iniciar un debate en el pleno sobre el colapso de la ciudad. Suena a chiste". Noy añade que las mismas personas que lamentan en voz tan alta los trastornos del automovilista, parecen insensibles a los de otros ciudadanos, en especial a los que sufren los peatones. "¿Cómo hay que llamar al hecho de que se hayan anulado las aceras de un tramo largo de unas avenidas tan utilizadas por los peatones como la Gran Via y la avenida de Carlos I-calle de Marina? Los peatones se encuentran sin espacio", dice. Y afirma: "La ciudad está colapsada por falta de vías para los peatones". "Con la misma razón podría hablarse del colapso del transporte público, si se tiene en cuenta que ha sido eliminado un carril-bus en Gran Via lateral montaña. Por supuesto", señala, "ninguna de estas situaciones se debate en el pleno municipal". Noy comenta las dificultades de los peatones cuando se hacen obras y las aceras y los pasos de peatones son las primeras zonas que saltan. Así, en la plaza de Cerdà, en la calle de Marina e incluso en Mitre. En la plaza de Cerdà, añade, vive una persona que usa temporalmente muletas y recibió vagas explicaciones del municipio. "Las obras terminarán pronto", le dijeron. Escaso consuelo: cuando acaben ya no llevará muletas y tendrá menos dificultades. Noy pregunta si el Ayuntamiento sería capaz de cortar las calles a los automovilistas y decirles, como argumento, que sólo serán unos meses. Es evidente que no, porque cualquier ayuntamiento sabe que el claxon de los automovilistas tiene mayor capacidad sonora que las voces de los peatones.Un peatón sortea dificultades en la plaza de Cerdà.

VICENS GIMÉNEZ

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