_
_
_
_

Fiesta "naranja" bajo control

Los aficionados holandeses y brasileños devuelven el ambiente festivo a Marsella

Àngels Piñol

Marsella se tiñó ayer de color naranja y se sumergió por primera vez en la fiesta del Mundial. Unos 20.000 holandeses fueron llegando desde la noche del viernes a la ciudad sin que se produjeran incidentes. Tras el paso traumático de los hooligans, Marsella retomó el tono lúdico y abandonó el clima de guerrilla urbana, desatado especialmente horas después del Inglaterra-Túnez. Miles de holandeses ataviados con camisetas y sombreros de copa de tonos naranjas y con la cara pintada de blanco, rojo y azul -los colores de su bandera- mataron las horas en la playa de El Prado, jugando a la petanca o durmiendo junto a los jardines del estadio del Velódromo.La pantalla gigante se instaló de nuevo junto al mar y se organizó esta vez la fiesta de la música. "Bienvenidos a la fiesta", rezaba un cartel en el Port Vieux. El lema parecía el lunes una broma de mal gusto, pero el viernes se hizo realidad. Miles de holandeses y brasileños, instalados ya en la ciudad aguardando el Brasil-Noruega, se confundieron en las terrazas del puerto. Marsella no se fía. La policía les vigilaba desde cerca. El Ayuntamiento decretó de nuevo una ley seca y prohibió la venta de alcohol desde las 14.00 horas del viernes hasta la noche de hoy. Y en previsión de posibles incidentes tras el encuentro, los bares dejaron de vender alcohol a media noche.

Más información
Holanda da una lección de fútbol

El Ministerio de Interior accedió a dos peticiones de la alcaldía: sufragar los daños causados por los hooligans y enviar una dotación extra de 1.500 policías. Pero un punto de resquemor ha quedado en la ciudad: enfurecidos por lo ocurrido, los taxistas fijaron para el fin de semana una tarifa única de 100 francos (2.500 pesetas) independientemente de la carrera. Y nadie oculta un punto de vergüenza: trascendió ante todo el mundo la falta de integración de la numerosa colonia magrebí que vive en los barrios del norte y que se enfrentó a los hooligans después de que estos despreciaran a los tunecinos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_