Cumplir con las reglas
...Ayer le tocó tirar fuera la responsabilidad al colombiano Faustino Asprilla. Se está haciendo común entre la comunidad de futbolistas. La primera víctima suele ser el entrenador porque no lo pone, o lo pone donde no debe, o lo pone donde debe pero no le dice lo que tiene que hacer, o le da tantas instrucciones que lo agobia. Otro día le toca a sus compañeros que, al parecer, no le dan la pelota. Finalmente al resto del mundo, que no lo entienden. Cierto día un jugador se me presentó en el vestuario para decirme que se quería ir a otro club porque el que jugaba de titular en su puesto tenía "la confianza del entrenador, el respaldo popular y la ayuda de los dioses". Textual. En ningún momento entró en discusión la posibilidad, aunque sea remota, de que "el otro" fuera mejor. Cuando Paul Gascoigne fue descartado por el seleccionador de Inglaterra de la lista de convocados para el Mundial estaba fuera de peso y su indisciplina era la de siempre. Había sido advertido, pero la gente se parece mucho a sí misma y tuvo la debilidad de beber en el primer día de descanso que disfrutó el equipo inglés. Lo declaró él mismo en una rueda de prensa posterior: "Llegué a la concentración borracho". Eso sí, dos párrafos más adelante mató al entrenador y dijo la palabra injusticia cuatro veces. Ahora es Faustino Asprilla, que en el escenario futbolístico más universal prefiere hablarle a los micrófonos antes que a los compañeros y cuando le dan la posibilidad de rectificar, la rechaza. Si hay reglas, el que no las cumple se autoexcluye....Aquellas selecciones que sobreviven al abismo son las que tienen delanteros del primer mundo futbolístico, que le dan un salto de agresividad a la jugada en el momento en que empieza a derretirse. El centro del campo de Chile, por ejemplo, tiene problemas de consistencia, pero cuando la pelota llega a Salas y Zamorano, recibe un nuevo aliento que le permite al equipo tener presencia en el área contraria.
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