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Situación extrema

España se enfrenta a Paraguay en un partido donde la derrota supone la eliminación

Santiago Segurola

Un partido dramático, en un clima desaforadamente tenso, frente a un rival poco valorado. En esta situación poco conveniente se encuentra la selección española para enfrentarse a Paraguay. Se necesita ganar o ganar. El empate todavía podría tener algún sentido, pero a costa de depender de los resultados de los demás y de acrecentar la sensación de crisis que se vive en torno al equipo.España ha comenzado el Mundial con un espíritu negativo. Jugó mal contra Nigeria, pero ha jugado peor durante la semana de reflexión. En lugar de resolver problemas, se han añadido dificultades. El equipo parece más sometido que nunca a Clemente, que parece metido en una de sus habituales fases autodestructivas. Está peleado con el mundo, en una huida hacia adelante que provoca demasiada ansiedad a su alrededor.

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España necesita la victoria ante Paraguay

El partido no necesitaba del despecho de Clemente para tener un carácter crucial. La crispación del seleccionador probablemente forme parte de su estrategia de motivación. Sin embargo, esta vez su conducta resulta artificial. Nunca ha acudido la selección a un Mundial en medio de un ambiente más relajado. Si la derrota provocó críticas, es porque de esta materia está hecho el fútbol. La búsqueda de un adversario exterior -la prensa en este caso- puede tener un efecto boomerang. Si en otras ocasiones se ha generado un espíritu de adhesión en torno al seleccionador, en esta ocasión se advierte un problema de hastío. No se puede repitar tanto la estrategia sin que se produzca un efecto contrario al previsto. Porque el rival de la selección es Paraguay, no los periodistas. Pero de Paraguay no se habla. Y no es una selección desdeñable.

Aunque inferior a España por tradición y calidad, Paraguay llega al partido en una situación envidiable. Sin duda pretenderá sacar ventaja de la confusión reinante en el equipo español. Probablemente acentuará los rasgos que la definen: es un equipo combativo, con dos o tres magníficos defensas y con un caudillo peculiar, Chilavert. Es difícil ver a un portero como la gran referencia de una selección. Por lo general son especialistas que se convierten en venerables con el paso del tiempo. Pero Chilavert consigue contagiar su carácter abrasivo a los paraguayos.

Durante seis días apenas se han producido referencias a Paraguay por parte de Clemente y de los jugadores. El desenfoque parece evidente porque el encuentro se juega en condiciones críticas para la selección española. Una derrota supondría la eliminación del Mundial, con el desprestigio consiguiente para un equipo que llegaba con expectativas inmensas. Por tradición y por necesidad, España se obliga a ganar. ¿Se ha preparado el partido en la atmósfera más conveniente? Parece que no.

Desde lo trascendente, el encuentro es complicadísimo para la selección. Desde lo futbolístico, también. En las condiciones actuales, Paraguay saldrá con el viento de cola. Si es un equipo con tendencias defensivas, este partido las favorece. El protagonismo le corresponde a España, que siempre ha preferido amagarse. Esta vez tendrá que funcionar con equilibrio en la defensa -precisamente uno de los grandes fiascos ante Nigeria- y con potencia en ataque. Alfonso, delantero centro de la selección, no realizó un sólo remate en Nantes. En un Mundial que vuelve a privilegiar la figura del goleador clásico (Salas, Vieri, Ronaldo, Shearer y Batistuta), España comenzó el torneo sin gas en el juego de ataque. Apenas Raúl, aunque su despliegue en la banda le obliga a unos recorridos excesivos.

Clemente dijo que habría algún cambio. Probablemente se produzca uno por línea. Quizá Aguilera, casi seguro Amor junto a Hierro, Etxeberria por la derecha y Luis Enrique o Raúl en la media punta, y un delantero potente, al gusto de Clemente. Tiene dos, Pizzi y Morientes, que han marcado goles en los amistosos. Pero Morientes se enfrentaría al mismo problema que Iván Campo. Su condición de debutante, y más en un partido de esta trascendencia, podría añadirle un peso difícil de soportar.

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