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Entrevista:

"En literatura, el esfuerzo tiene que pasar desapercibido"

Un mes se ha dado de plazo. El próximo 9 de julio habrá escapado de cuatro semanas de continuas y agotadoras presentaciones y entrevistas. El escritor Manuel de Lope (Burgos, 1949) estuvo ayer en Sevilla promocionando su última novela, Las perlas peregrinas, con la que ha ganado el Premio Primavera de Narrativa de la editorial Espasa, dotado con 25 millones de pesetas. No le atrae la vertiente pública de la literatura, pero le obliga un deber de profesionalidad: "No puedo coger el dinero y correr". Pregunta. Hábleme de Las perlas peregrinas. Respuesta. Es una novela de intriga, amor y humor, una parodia del género negro. La he escrito de forma eufórica, con un sentimiento de liberación que refleja mi estado de ánimo. La considero la más personal de mis novelas. P. ¿Qué piensa de las listas de libros más vendidos? R. Cuando se está en ellas resulta muy grato y halagador. Si no aparezco la verdad es que no me interesan. Es la primera vez que estoy en una lista de éxitos de ventas. Yo he pasado de ser un autor de 5.000 lectores, digamos un escritor de culto con fama de huraño, a vender 50.000 ejemplares de Bella en las tinieblas, y con unas expectativas de venta de Las perlas peregrinas de 200.000 ejemplares. Mi personalidad como escritor hace tiempo que está formada. P. Ser uno de los autores más leídos ¿es sinónimo de calidad literaria? R. Me gustaría tener el privilegio de reunir cantidad y calidad. Ésa es mi ambición. P. ¿Qué opina de los premios literarios? R. Si los premios son buenos, las novelas también lo son. Si son mediocres, los libros galardonados son igualmente mediocres. Las perlas peregrinas es una muy buena novela porque el de Espasa es un muy buen certamen, y viceversa. P. ¿Es más difícil lograr un estilo ligero que uno más denso y barroco? R. No es una cuestión de dificultad. Hay páginas difíciles y otras que brotan solas. En esta novela he tenido páginas que me han costado mucho trabajo, pero no se nota. El esfuerzo en literatura no tiene que notarse, debe pasar desapercibido para que la lectura resulte fluida. Un diálogo que se lee en 30 segundos a lo mejor me ha llevado dos días de trabajo, pero eso sólo debe saberlo el escritor. Lo arduo, aunque sea una obviedad decirlo, es encontrar las palabras adecuadas, que transmitan emoción, para que parezca que la novela ha existido siempre. P. ¿Sabe leer el lector en general? R. No se puede generalizar sobre los lectores. Yo tengo mi criterio: los libros que me aburren los dejo. Pero no a todos nos aburre lo mismo, y la literatura y el arte en general no deben aburrir. Cada lector busca lo que le interesa, y eso hay que respetarlo.

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