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La dirección de IU no sabe cuándo se encontrarán Almunia y Anguita

La Ejecutiva permanente de Izquierda Unida Federal reconoció ayer que ignora cuándo se verá su coordinador general, Julio Anguita, con el secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, para hablar de la unidad entre ambas organizaciones. A este paso, más que unidad de acción va a ser una unidad epistolar. Porque, en el fondo, lo que esperan es que Almunia responda con otra carta a la que, a su vez, pueda contestar la dirección de IU. Todo sea por la unidad aunque sea en la epístola.Ayer la Ejecutiva permanente de IU ignoraba cuándo sería posible acordar las agendas de los máximos dirigentes de IU y del PSOE. También desconocía cuándo podría verse Julio Anguita con los secretarios generales de CCOO y UGT. Todos quieren la unidad pero parece que el maldito calendario impide el acercamiento. Ahora, a juzgar por lo que dijo Víctor Ríos, coordinador de presidencia de IU, la actividad de Izquierda Unida será la de esperar que la dirección del PSOE asimile y responda a la carta que Anguita envió a Almunia hace unos días. Esto se parece cada vez más a la espera bíblica del Mesías, sin que nadie sepa ni cuándo llega ni cuál es su mensaje.

Las razones para esta demora, para esta ferviente espera, es que ambos dirigentes tienen sus agendas muy ocupadas. Pero, ¿es que hay algo más urgente que la unidad ante la derecha? Parece que sí. Sin embargo, como dato de esperanza hay que decir que en la espera de Izquierda Unida no han influido para nada ni las advertencias de Almunia, diciendo que no hay que tener excesivas expectativas en torno a las conversaciones, ni los exabruptos de Ciprià Ciscar sobre la crisis asturiana. La verdad es que resulta difícil de entender que en un proceso de acercamiento alguien se empeñe en subrayar lo que separa y no lo que une. La unidad de la izquierda -y en eso tenía razón Víctor Ríos- se articula en temas muy concretos: Málaga, Córdoba o Asturias, donde si hubiera voluntad de acuerdo bastaría para expulsar a la derecha del poder. Pero la política no siempre tiene que ver con la lógica de las cosas.

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