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MOTOCICLISMO: GRAN PREMIO DE LA COMUNIDAD DE MADRID

La fiesta de las motos culmina con éxitos

Checa gana en el Jarama, Crivillé sigue líder del Mundial y Gibernau se estrena en el podio

La vez anterior que el circuito del Jarama había recibido el Mundial de motociclismo, en 1993, Carlos Checa era un chaval que acababa de empezar en los grandes premios y el Campeonato del Mundo de 500cc parecía un sueño lejano para los pilotos españoles, aunque Àlex Crivillé había estrenado ya su currículo en la categoría reina. Ayer, cinco años más tarde, todo fue diferente. Checa se impuso en el Gran Premio de Comunidad de Madrid, Crivillé mantuvo el liderato del Mundial, pese a que un error le apartó del cajón, y un tercer integrante de esta armada sobre ruedas, Sete Gibernau, subió por primera vez al podio. Fue el delirio de los 70.000 aficionados que abarrotaron el circuito madrileño.

El Jarama había ansiado recuperar las carreras del Mundial y lo festejó con un día perfecto. Se intuía algo así. El protagonista podía ser Crivillé, o quizá Checa. Y lo fueron los dos: Carlos, el positivo, y Àlex, el negativo. Invirtieron los papeles de la carrera anterior, disputada en Francia, que ganó el noi de Seva. Esta vez, le tocó reir al pupilo de Sito Pons, mientras que Crivillé, víctima de su propia precipitación, tuvo que contentarse con acabar quinto y con salvar su condición de líder del campeonato.

Caída de Doohan

La carrera se les puso enseguida de cara a los pilotos españoles. Mick Doohan, su gran rival, el favorito del gran premio, estuvo sólo unos segundos sobre la pista. A pesar de ocupar la pole-position, el campeón australiano salió mal y recorrió sólo unos metros antes de que, al final de la recta, le emparedaran entre el italiano Max Biaggi y el neozelandés Simon Crafar, haciéndole caer. Probablemente, la carrera perdió ahí uno de sus atractivos, pero la caída del campeón abrió más aún las expectativas: un enemigo menos para los hérores locales, pero quedaban más.Checa se puso al mando desde que el semáforo encendió la luz verde. Su Honda azul marcó la pauta al principio, pero pronto se vio que el ritmo era excesivamente lento -se rodaba a 1 minuto y 35 segundos por vuelta, cuando en los entrenamientos Doohan había hecho 1m 32s-. Esa circunstancia propició que el grupo delantero fuera amplio, y Crivillé creyó conveniente atacar a su compatriota para acelerar la carrera. Pero se precipitó.

En el Jarama sólo existe un punto claro de adelantamiento.Se trata del final de recta y allí intentó Âlex pasar a Carlos. Pero Checa era el rey de la frenada, y Crivillé se pasó y acabó fuera del asfalto, con una trayectoria obligada por la grava. Logró no caerse, mostrando dotes de equilibrista, y regresó a la pista en octava posición, a más de diez segundos del líder. A partir de ahí, la Honda número cuatro empezó una espectacular recuperación.

Libre de Doohan y de Crivillé, Checa siguió al frente del pelotón. Le presionaron los hombres de Yamaha: primero el italiano Luca Cadalora, hasta que se rompió su motor, y después el japonés Norick Abe. Pero nadie pudo apartar de la primera posición al piloto de Sant Fruitós del Bages. Había decidido desde antes de empezar que esa carrera sólo podía ser suya. Por eso no había nadie que exhibiera mayor concentración que él sobre la parrilla de salida.

Líder durante 30 vueltas

Y todo sucedió como Checa lo había imaginado. Y venció después de ir en cabeza durante las 30 vueltas (115 kilómetros) que duró el gran premio, después de poner en pie a los miles de aficionados que habían batido el récord de asistencia al Jarama y que acabaron coreando su nombre. Abe terminó segundo, a apenas dos décimas, y la tercera posición fue a parar a manos de la sorpresa del día: Sete Gibernau llevó su Honda bicilíndrica -los demás pilotos notables viajan sobre máquinas de cuatro cilindros- hasta el mejor resultado de su vida.Más atrás, Crivillé peleó por reducir en lo posible su mal resultado y consiguió ascender hasta el quinto lugar final, con lo que salvó su liderato del Mundial. Superó en las últimas vueltas a un Biaggi que no fue el de otras tardes.

Ahora Àlex manda en la clasificación general de 500cc con cinco puntos de ventaja sobre el italiano, ocho sobre Checa y 13 sobre Doohan. El campeonato del mundo es cosa de ellos cuatro, y está tan emocionante que los más veteranos buscan en el recuerdo cuándo se dio una situación como ésta.

La batalla continuará dentro de dos semanas en Assen, donde se disputará el Gran Premio de Holanda. Sin embargo, el Mundial no ha superado todavía su meridiano. Se llevan disputadas seis pruebas y faltan nueve más, entre ellas el GP de Cataluña en el circuito de Montmeló, el 20 de septiembre.

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