_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Nos cambian y nos centran

El atractivo ideológico de Tony Blair y de la izquierda del centro, auténtica moda política en estos momentos, empieza a tener carácter epidémico en nuestra sociedad. Aznar se muestra especialmente satisfecho fotografiándose a su lado. Zaplana menciona orgulloso, en las conferencias, que su partido se codea con Blair. Tony es una travesura de izquierdas para los conservadores, un guiño de picardía hacia el sector vergonzante de su electorado. Pero la izquierda tampoco parece inmune a este atractivo fatal. Almunia, por ejemplo, en su baile de disfraces por el centro-izquierda, se muestra celoso por la aproximación de Aznar hacia Blair y califica sus pretensiones de esperpénticas; todo lo contrario a las promesas socialistas que presenta como un producto auténtico de centro-izquierda. Entre nosotros, Joan Romero, más contemplativo, manifiesta su fascinación promocionando la aparición de un libro con las ideas centroizquierdistas de Blair. ¿Qué está ocurriendo? ¿Por qué ideologías opuestas pretenden al mismo candidato y se disputan la misma recompensa? En el estereotipo de la derecha se incluía siempre la preocupación por el pasado más que por el futuro y el rechazo del cambio por las actitudes conservadoras. A su vez, en el estereotipo de la izquierda estaba su orientación hacia el futuro y la defensa del cambio a causa de sus actitudes progresistas. Las distintas sensibilidades hacia el cambio, positivas o negativas, eran las fronteras auténticas de las ideologías y de la personalidad política de cada uno. Sin embargo, el cambio es ahora la auténtica obsesión del centro, un poco a la izquierda o un poco a la derecha, pero es un cambio que nos llega, que nos cae encima, que tenemos que padecer y sufrir, que produce inseguridad. Ya no es el cambio que pretendía mejorar nuestras vidas, configurar el futuro y construir la historia, proporcionando esperanzas a los desheredados de entonces y a los excluidos de ahora. En estos tiempos, según parece, el reto es ofrecer seguridad en un mundo en cambio, dice Blair, un cambio amenazador, según parece. Para Almunia, peor todavía, hay que hacer frente a esos cambios inevitables, es decir, unos cambios involuntarios y no deseados. Es evidente que el cambio ya no es lo que era, como tampoco lo es la izquierda ni la derecha. Hay demasiado fatalismo y predestinación en la política actual, en la política de centro. Demasiada resignación ante los cambios que nos llegan de fuera, pocas esperanzas de dirigir y controlar nuestras propias vidas. Nos cambian y nos centran desde el exterior, y nuestros políticos se diferencian por aceptar de mejor o peor gana el fin de la historia que nos viene impuesto, adormecidos por una especie de resignación y falta de responsabilidad que algunos describen psicológicamente como sentirse a la deriva. Tony Blair, en este país, significa el cambio político, el cambio ideológico, el cambio de la izquierda del centro. Ante este cambio que, como siempre, nos llega de fuera, nuestros políticos toman posturas diferentes. La derecha, siempre pragmática, lo invita a Doñana por cuenta ajena. La izquierda, siempre intelectual e idealista, lo traduce y le pone un prólogo. El resto de nuestra frenética actividad política de centro consiste en reivindicar el hecho diferencial.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_