Giacomo Casanova
Cuando vi hace años La noche de Varennes, de Ettore Scola, me fijé en el personaje de Giacomo Casanova. Marcello Mastroianni interpretaba de forma magistral un Casanova ya en decadencia, muy distinto del que nos pintó Fellini en su película homónima. Ahora, al leer el interesante artículo de Fernando Savater Caro Giacomo (EL PAÍS, 31 de mayo), me doy cuenta del interés que aún despierta en mí dicho personaje. Perseguido, vituperado, envidiado y admirado, este gran seductor del siglo XVIII, que mientras vivió y después de su muerte fue piedra de escándalo, aún es capaz de suscitar curiosidad y alguna controversia. Hace varios años publicó Néstor Luján una novela titulada Casanova o la incapacitat de perversió, basada en la época en que Casanova viajó por tierras de Valencia y Cataluña. Mira a Casanova con ojos benevolentes. Un ser humano culto, inteligente y refinado y de una personalidad-sexualidad libre de toda perversión. Pero ¿fue así realmente? Porque tampoco hay que olvidar que las memorias no acostumbran a ser fidedignas. Nadie se desnuda del todo o se conoce en su desnudez.- .
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