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FRANCIA 98

Nigeria no mira vídeos de España

Clemente ha proyectado a sus jugadores 14 cintas de su primer rival

Javier Clemente ya ha visto 14 vídeos de Nigeria. Y se los ha hecho ver a sus jugadores. "Vemos nigerianos por todas partes", dijo, hace ya una semana, el centrocampista del Athletic Julen Guerrero. Clemente no quiere saber nada de sus dos otros rivales de España (Paraguay y Bulgaria) hasta después del partido del sábado, si no "acabaría cogiendo moscas". Los seleccionados españoles viven su concentración pensando en Nigeria: en sus puntos fuertes, en sus puntos débiles y en sus movimientos. Es un partido del siglo para España, que ha cambiado incluso sus hábitos alimentarios: come cada día a las 11.00 horas y se entrena a las 14.30, la hora del partido.Nigeria, por contra, apenas mira de reojo hacia España. Probablemente porque bastante tiene con solucionar sus propios problemas: el grueso de los jugadores quiere despedir al técnico, el yugoslavo Bora Milutinovic. Nigeria no quiere ver vídeos de España. Ni cambiar sus hábitos subyugados por el intempestivo horario del partido. Es un fútbol menos profesionalizado que el español, con todo lo positivo (la frescura) y lo negativo (las fallas en la preparación) que ello pueda acarrear. Comparados con los españoles, sus entrenamientos tienen un aire rudimentario.

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"La videoteca no puede ayudar mucho. Son los jugadores los que ganan el partido", dice Bora Milutinovic, que ha rechazado también cualquier alteración de las costumbres. "Por unos cuantos días, no creo que el organismo se habitúe a los nuevos horarios", dijo el técnico serbio.

El seleccionador de Nigeria tampoco se ha obsesionado con los entrenamientos a puerta cerrada. Tenía previsto uno para ayer, pero después cambió de idea: permitió la entrada a los cientos de aficionados de la pequeña localidad de Ressons sur la Matz que acuden cada día al entrenamiento. Eso sí, Milutinovic defiende su cuota de secretismo. ¿Qué le preocupa de España? "Lo mismo que a España le preocupa de Nigeria", señala y calla mientras se espera que complete su respuesta. No lo hace, claro.

"Necesitamos jugar sin presión, divertirnos y bailar", comenta el técnico serbio mientras invita a Ikpeba, a su izquierda, a que cumpla sus designios. Ese es el objetivo de la mayoría de los seleccionadores, que tratan de expulsar la presión de sus jugadores. Cada uno a su manera. Clemente, encerrándolos en una urna. Milutinovic, invitándolos a la diversión. Lo mismo que Zagalo, que, el día previo al partido inaugural de Brasil ante Escocia, preparó un entrenamiento sobre el estadio de Saint-Denis para estimular la relajación. Hubo caños, paredes y rabonas, pero sobre todo risas de los jugadores brasileños, especialmente Ronaldo, que disfrutó como un niño.

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