El G-7 debate medidas de apoyo a Rusia ante sus dificultades financieras

El G-7 está formado por EEUU, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia, al que se unen Suiza, Bélgica, Holanda y Suecia, en el denominado G-10 que integra en realidad a los representantes de 11 gobiernos. Aunque la crisis financiera rusa parece haber sido reconducida parcialmente tras las medidas adoptadas por el Gobierno de Moscú y las declaraciones de apoyo de los grandes dirigentes occidentales, Rusia ha reclamado al G-7 una declaración de apoyo moral. También, la garantía de que intervendrá rápidamente en el supuesto de que el pánico se apodere.

En víspera de la reunión que celebrarán hoy en París, los Gobiernos de los países integrantes del G-7 debatieron medidas de apoyo al Ejecutivo ruso y a comprometerse, incluso, a prestar ayuda financiera a ese país en el caso de que fuera verdaderamente necesario. La situación del yen, en caída continua frente al dólar y a las grandes divisas, forma parte igualmente de los asuntos que los sustitutos de los ministros de Finanzas del G-7 tienen previsto abordar hoy. de los mercados y los inversores vendan masivamente sus rublos para adquirir dólares.

Compromiso de apoyo

A la espera de los 670 millones de dólares (100.500 millones de pesetas) que el Fondo Monetario Internacional (FMI) debe desbloquear a finales de este mes, Moscú parece conformarse con el compromiso de apoyo del G-7, aunque probablemente aceptaría de buen grado una inyeccción financiera inmediata que le permitiera aligerar el axifiante peso de su deuda pública.A su llegada a París, donde presidió la reunión del G-10 celebrada en la sede de la OCDE, el secretario adjunto del Tesoro norteamericano Lawrence Summers declinó ayer cualquier declaración sobre los propósitos de su Gobierno respecto a la crisis rusa y a la situación del yen.

Con todo, las declaraciones efectuadas el viernes por su superior, el secretario del Tesoro Robert Rubin, permiten descartar una intervención de los bancos centrales dirigida a sostener a la moneda japonesa, además de confirmar que el tema central de la reunión será efectivamente Rusia. Las reservas de divisas de la Banca Central rusa ascienden actualmente a 14.000 millones de dólares, la mitad, aproximadamente, de la cifra de rublos en manos de los ciudadanos rusos.Ésta mantiene desde ayer un cambio de 140 yenes por dólar, el nivel más bajo en siete años, mientras que el Gobierno japonés se aferra a la idea de una economía sin recesión.

En su último informe mensual, la Agencia Gubernamental de Planificación Económica (EPA) japonesa califica la situación actual de "simple estancamiento". Muestra, sin embargo, cierto pesimismo respecto del empleo, el consumo, las importaciones y el mercado de la vivienda. La debilidad del yen tiene su contrapartida en las exportaciones. Ayer la demanda de títulos de empresas dedicadas al comercio exterior, empujó a la Bolsa de Tokio a ganar un 1,54% (235,46 puntos) en su índice Nikkei.

Pese a las medidas de austeridad que han permitido a la Bolsa de Moscú recuperar parte de la caída del 40% registrado el mes pasado y situar los tipos de interés en el 60%, Moscú nos la tiene todas consigo. El déficit presupuestario crónico, derivado de la pesada deuda pública y de la insuficiente recaudación fiscal, constituye el elemento estructural de la crisis. El propio primer ministro ruso Sergueï Kirienko subrayó el pasado fin de semana que aunque lo peor de la crisis había quedado atrás "persiste el problema de la financiación de la deuda". Todas las semanas, el Gobierno ruso hace frente al vencimiento de 8.000 millones de rublos de bonos del tesoro.

Según Mikhaïl Zadornov, ministro de Finanzas, su Gobierno está dispuesto a asumir préstamos de los mercados extranjeros hasta un volúmen de 5.000 millones de dólares: "Creemos que una política presupuestaria equilibrada y el recurso a los préstamos exteriores nos ayudará a normalizar la situación".