Choque de segundones
Marruecos y Noruega se miden a la sombra del partido inaugural
Será un ejercicio de lucha por la supervivencia. El partido entre Marruecos y Noruega (Montpellier, 21.00 horas, TVE1) será un duelo de segundones que no se sonrojan cuando asumen que lo suyo es el segundo puesto cuando en su grupo hay un equipo que se llama Brasil.Los noruegos llegan a su primera cita invictos desde enero de 1997. Su senda premundialista es de lo más pulcra: catorce partidos invictos y la constancia de solidez física, ciertas muestras de buen hacer y camaradería. Pero muy poca confianza en sí mismos a la hora de mover el balón a ras del césped.
El aburrimiento y el rigor defensivo son la tónica imperante en el equipo escandinavo. No pierden el orden táctico. Rara vez se ven desbordados y siempre buscan la superioridad numérica en el centro del campo, para recuperar la pelota y... buscar en el vértice de la formación al más preparado de sus hombres, el rematador del Chelsea, Tor Andre Flo. Guerrero solitario en la punta, se especializa en pescar balonazos y centros a la olla.
A la vista de tan áspero rival, el técnico marroquí, el ex seleccionador francés Henri Michel, no desprecia un empate. "Noruega está haciendo un fútbol excepcional", pondera el técnico, "y una derrota nuestra nos privaría del principal objetivo que tenemos en este Mundial, alcanzar los octavos de final".
Marruecos llega al debú con reultados más o menos halagüeños, tras un empate con Francia en Casablanca (2-2) y otro con Chile (1-1). Movilidad del balón en el centro del campo, presión permanente, y el aprovechamiento de jugadas a balón parado definen su plan general: en suma, inyectar disciplina táctica a un equipo de tradición díscola que encuentra en Salaheddine Bassir su mejor depositario. Es el fantasista, el creador que responde del juego ofensivo de Marruecos. No lo tendrá fácil, a pesar de la modestia que exhibió ayer el técnico noruego.
"No somos tan buen equipo como sugieren nuestros resultados", proclamó ayer el entrenador Egil Olsen, cuando le recordaron el triunfo sobre Brasil el año pasado en Oslo (4-2). Pero eso fue un paréntesis lúdico previo al Mundial, y la de hoy, cuestión de supervivencia.
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