Pilar Santiago, dirigente del POUM
Pilar Santiago, maestra y educadora, militante y feminista revolucionaria, una de las figuras más interesantes del POUM, falleció en Barcelona hace unos días.Nacida en 1914 en Barruelos (Palencia), de modesta familia, se trasladó muy joven a Barcelona, donde se integró en la vida catalana. Siendo estudiante, se destacó en la vida local de Sant Andreu y en sus organizaciones populares. Cuando terminó sus estudios de Magisterio ingresó en el Bloque Obrero y Campesino y, luego, en la Juventud Comunista Ibérica (POUM). En 1931-32 se unió al movimiento de los jóvenes maestros que querían revolucionar la enseñanza. La República se interesó inmediatamente por ellos y en poco tiempo modificó sustancialmente la enseñanza primaria y laica. Este cambio social dio un impulso enorme a la Federación de Trabajadores de la Enseñanza, donde Pilar ocupó enseguida un puesto de vanguardia. Allí conoció al que iba a ser su marido, Juan Hervás.
Elegida miembro del Comité Central de la Juventud del POUM, desarrolló una intensa actividad de propagandista. Estuvo en el cuadro de oradores con Nin y conmigo y juntos recorrimos Cataluña y Levante.
Cuando se produjo el retroceso revolucionario que supuso la caída de Largo Caballero y la represión contra el POUM, Pilar y Juan Hervás fueron de las primeras víctimas. Ella pasó por las checas de Barcelona montadas por la policía de Stalin y lo peor fue para su marido: movilizado como comisario de Transmisiones de la Generalitat, fue asesinado en el frente de Aragón por los estalinistas. Recuerdo aún el horror y el furor de Lluís Companys cuando Jordi Arquer y yo fuimos a verle para exigir que se abriera una encuesta sobre el crimen.
Pilar Santiago emigró a Francia como tantos otros y, después de una larga estancia en Lyón, se trasladó a México. Allí prosiguió su actividad política y fue maestra educadora especializada en el famoso Colegio de Madrid durante más de 30 años. Y allí se casó con el doctor Rafael Trueta, hermano de nuestro famoso traumatólogo. Regresó a España en 1977 y conservó hasta el fin su pasión política, su amor al POUM y su curiosidad constante.
Ella pensaba que, en fin de cuentas, su generación había ganado muchas batallas: hundimiento del fascismo, fin del franquismo, naufragio del estalinismo, revalorización histórica del POUM, modificación revolucionaria de la condición de la mujer.
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