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La Coordinadora de Itoiz dice que la obra del pantano está casi paralizada

Las obras de construcción del embalse de Itoiz se encuentran hoy en día prácticamente paralizadas, en contraste con la frenética actividad de años anteriores, a pesar de los pronunciamientos institucionales que afirman lo contrario. Así lo han reiterado los responsables de la Coordinadora de Itoiz en una reciente visita, realizada con motivo del Día Internacional del Medio Ambiente, a los valles, reservas naturales y zonas protegidas que inundarían las aguas del pantano.

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¿De embalse a balsa?

Al margen del gigantesco muro de hormigón del dique principal, que está próximo a su fin, el Ministerio de Fomento -encargado de finalizar el proyecto hidráulico considerado ilegal por la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo- no ha iniciado siquiera las tareas de construcción del dique secundario de la presa, de 24 metros de altura e imprescindible para el llenado del vaso del embalse. Fomento ha abandonado los trabajos en la cantera de Txintxurrinea, de la que se extraía la piedra para la edificación del proyecto; ha desmantelado el molino de conversión de áridos y cerrado la zona de silos de hormigonado, y tiene prohibido por sentencia judicial la deforestación de miles de árboles de los valles de Urrobi (ocho kilómetros de bosque mediterráneo y pirenaico) e Irati (de 15 kilómetros de longitud con similares características). Asimismo, ha paralizado cualquier movimiento de tierras, el desalojo de los cuatro núcleos habitados del área y la retirada de la capa vegetal de miles de hectáreas de terreno. "El proyecto de Itoiz es mucho más que ese carísimo e inútil muro de hormigón [su peso es de 3,5 millones de toneladas] que está a punto de finalizar", señala Patxi Gorráiz, portavoz del organismo opuesto al proyecto. Frente a la frenética actividad de años atrás, llevada a cabo durante las 24 horas del día, y al trasiego de camiones por las carreteras locales, la zona respira en la actualidad una actividad mínima. Apenas hay movimiento de vehículos. Las infraestructuras o bien han sido desmanteladas o cerradas, y sólo se aprecia una discreta vigilancia de la guardia civil y de guardas jurados. Los representantes de la coordinadora señalaron que, frente a los pronunciamientos oficiales que afirman que los trabajos continúan, al haber sido recurridas sistemáticamente todas las sentencias judiciales contrarias al proyecto y al Canal de Navarra, en realidad, la Administración central ha abandonado los trabajos del mismo a la espera de una resolución definitiva. La maquinaria ha desaparecido. No hay prácticamente trabajadores en el área y únicamente se observa un intenso movimiento en la apertura de la caja de la futura variante de Itoiz, una carretera de 2.000 millones de pesetas de presupuesto y 13 kilómetros de longitud y cuya paralización ejecutiva ha dictado la Audiencia Nacional, aunque el Gobierno de Navarra, su promotor, hace caso omiso y continúa adelante con los trabajos. Tras cinco años de obras, la presa principal tiene ya una altura de 111 metros y está finalizada el 97% de la infraestructura. Sin embargo, su avance contrasta con la inactividad absoluta del resto de las obras que justificarían el muro. Sólo está construida la toma de agua y el primer kilómetro y medio del Canal de Navarra, el nervio de agua de más de 100 kilómetros que debería transportar el líquido hacia las 57.000 nuevas hectáreas de regadíos que originalmente justificaron un gasto que ha ascendido ya a 21.420 millones de pesetas. A la espera de que el Tribunal Constitucional decida sobre la constitucionalidad o no de las modificaciones que en materia medio ambiental hizo el Parlamento navarro para justificar la obra una vez declarada ilegal, en estos valles sólo se escuchan los motores de las excavadoras y bulldozer que abren la caja de la carretera Aoiz-Nagore. La coordinadora ha conseguido dos fallos judiciales favorables que ordenan parar las obras y está dispuesta a pedir que la Policía Judicial haga efectiva la orden.

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