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La policía alerta sobre dos nuevas formas de robo: la rueda pinchada y la mancha

El verano convierte el centro de las ciudades y los lugares de atracción turística en zonas propicias para un tipo de ratero que hace su agosto al socaire de la candidez con la que se comportan muchas personas. Se trata de delincuentes que utilizan dos modalidades concretas para conseguir el dinero ajeno: la trampa de la mancha en el vestido y la de la rueda pinchada. La Jefatura de Policía de Barcelona advierte de que estas maneras de robar se ceban en las personas que se mueven por el centro de Barcelona y en los turistas. Se trata de dos delitos que no son nuevos, y sólo el año pasado las estadísticas de la policía reflejan 209 denuncias en Barcelona motivadas por estos tipos de robo. Aunque las víctimas propiciatorias de estas acciones suelen ser extranjeros con toda la apariencia exterior de ser turistas, también los nacionales caen en las trampas que les ponen los rateros. Un experto inspector señala con socarronería: "Los nacionales piensan que estas cosas sólo les pasan a los turistas en las autopistas, y el día en que un distraído paseante, como por casualidad, les mancha con su helado y amablemente les ayuda a limpiarse, no desconfían. Sólo después, cuando descubren que les han robado la cartera, recapacitan y descubren la treta". "Por tanto, cuando un amable ciudadano nos advierta de una mancha o, directamente, nos manche y, además, pretenda limpiarnos, desconfiemos", señala la policía. También hay que desconfiar cuando algún peatón nos advierta de que nuestro coche lleva una rueda pinchada o echa humo. Es otra treta para que el conductor o conductora pare el coche y salga a comprobar el desperfecto. En este momento descubrirá que unas manos hábiles se apropian de los objetos de valor -el bolso en el caso de las conductoras- depositados en los asientos. Para salir indemne de una situación parecida, la policía aconseja, en primer lugar, no dejar ningún objeto de valor a la vista en el interior del coche; en segundo lugar, llevar puestos los seguros de las puertas, y en tercer lugar, no abandonar el vehículo y circular unos metros para comprobar si la alarma es falsa.

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