La cita
Si el índice de lectura identifica el nivel cultural de un pueblo, en Alicante vamos dados. El emblemático paseo de la Explanada acoge estos días la 28ª edición de la Feria del Libro, una cita que debería ser obligada para todas las librerías pero que apenas atrae la atención de una decena, cuya presencia queda absolutamente empequeñecida entre las casetas de las grandes editoriales que venden a plazos enciclopedias de casi todo, con reclamos al uso como aparatos de televisión, cintas de vídeo, estanterías y creo que hasta algún viaje que otro al Caribe. La Feria es una feria. Paseando por el mosaico tricolor, el recorrido se cubre en apenas media hora si pasas por alto esas promociones, las casetas institucionales, el puesto de información y el habitáculo reservado a las sectas religiosas, que también se han instalado en la Feria para captar adeptos y hacer creer al personal que con la lectura de su doctrina no sólo alcanzará la felicidad suprema en esta vida terrenal, sino que por el mismo precio adquiere el ticket de entrada al paraíso para cuando llegue el momento. Por lo demás, las escasas librerías participantes han optado por la fórmula del mercadillo para rentabilizar la inversión. Los libros se amontonan sin orden ni concierto, y lo que se supone debe ser una muestra para la promoción de novedades editoriales se presenta con forma de tenderete en el que el visitante revuelve títulos hasta recordar uno pendiente de leer desde su época de estudiante. Los espacios destacados se reservan a bodrios en alza, firmados por los televisivos Rosa Villacastín o Javier Sardá, por ejemplo, en cuyas cubiertas destacan sus fotografías como para certificar la denominación de origen. Del fenómeno quedan embriagados hasta los libreros. Reclamé el lunes a una dependienta la crónica viajera de Llamazares por tierras portuguesas, y me preguntó en qué programa de televisión salía ese señor. Lo confundió con Paco Valladares. Menos mal que a la inauguración asistió Vicente Verdú y que el viernes visita la Feria Rigoberta Menchú.
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