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Pactadas penas simbólicas para tres "okupas" que se resistieron a un desalojo

El ministerio fiscal y la defensa de los tres okupas que se enfrentaron a las fuerzas de seguridad que pretendían desalojarlos de la masía Cal Nocaire, en Banyoles, pactaron ayer en los juzgados de Girona una sanción simbólica de 5.000 pesetas o una pena de 10 días de arresto para cada uno de los acusados. A pesar de que el fiscal pedía inicialmente una pena de dos años de cárcel, el pacto alcanzado evitó la celebración del juicio. Esta condena ha sido impuesta por el delito de resistencia grave a la autoridad. Estos mismos jóvenes y otros tres fueron absueltos, en cambio, de un delito de usurpación por la ocupación de la vivienda. Durante el mes de agosto de 1996, el Ayuntamiento de Banyoles ordenó el desalojo de la emblemática masía alegando peligro de hundimiento. La casa, con el beneplácito de su propietario, se había convertido desde hacía unos tres años en un ateneo alternativo del movimiento okupa de Banyoles. La operación de desalojo comenzó con la irrupción de la Guardia Civil, que poseía autorización judicial para retirar unas macetas con plantas de Cannabis, visibles desde el exterior. Enfrentamiento A la presencia de la Guardia Civil se sumó la de la policía municipal, que ordenó el desalojo de la vivienda para proceder a su inmediato derribo. Enric Masgrau, Antoni Plana y Rafael Parra tuvieron violentos enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y acabaron detenidos. El abogado defensor de los jóvenes, Sebastià Salellas, se mostró satisfecho con la sentencia pactada porque, en su opinión, demuestra que el Ayuntamiento actuó de una manera totalmente desproporcionada y que la presencia de los okupas en la vieja vivienda no constituía ningún delito punible. El alcalde del municipio, Joan Solana, aseguró que el Ayuntamiento se decidió por el derribo cuando lo aconsejaron los técnicos municipales. Salellas mantiene que el consistorio procedió al desalojo sin tener concluido el informe del arquitecto municipal. Numerosos miembros del movimiento okupa se manifestaron ayer frente a los juzgados gerundenses reivindicando la libre ocupación de las viviendas abandonadas. El movimiento okupa se ha visto reactivado en la ciudad de Girona con la reciente ocupación de un edificio de la carretera de Barcelona rebautizado como La Fleca.

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