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GENTE

YELTSIN, PRISIONERO DEL CÁUCASO

Sólo se le ha identificado como Artur Y., pero se sabe que es tan cojo como el John Silver de La Isla del Tesoro, que tiene 36 años y que hasta 1995 fue policía en San Petersburgo. Y ha sido en esa ciudad donde este singular personaje ha protagonizado una no menos singular aventura. Provisto de una bomba de fabricación casera, se encerró en la catedral de San Pedro y San Pablo, donde está previsto que se entierren el 17 julio los restos del zar Nicolás II y su familia, y amenazó con saltar por los aires si no le dejaban hablar por radio para protestar por el evento. Lo consiguió, pero, una vez ante el micrófono, su alegato fue muy diferente: esgrimiendo un vídeo, aseguró que la película de Serguéi Bodrov El prisionero del Cáucaso (candidata al óscar hace dos años y que tuvo muy buena acogida en España) estaba trucada cuando se pasó por televisión unos días antes de la elección presidencial de 1996, cuando Borís Yeltsin ganó un segundo mandato. Según Artur Y., el filme se pasó con 25 fotogramas por segundo, en lugar de los 24 habituales, y el introducido de matute lanzaba un mensaje propagandístico a favor de Yeltsin. El ex policía está sometido a observación psiquiátrica, pero el vicejefe de policía de San Petersburgo, Serguéi Zabotin, ha reconocido que los fotogramas extras existen realmente, y especula con que ha podido ser introducido por algún partido político para cuestionar la legitimidad de la elección del líder del Kremlin.

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