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El centro Ola ha atendido a mil niños deficientes en sus 25 años

El País

Algo más de mil niños vizcaínos con diversas deficiencias han pasado por las aulas del instituto de educación especial Ola desde que abriera sus puertas, hace ya 25 años. Este centro, financiado a través de la Fundación Bilbao Bizkaia Kutxa, ha organizado una serie de actos conmemorativos que comenzaron ayer por la tarde con la inauguración de una exposición de cestas, cuadros, cerámica y otros objetos artísticos elaborados en el instituto. La muestra se expone en la sala de exposiciones de la BBK (Elcano, 20, Bilbao) El resto de las actividades previstas están dirigidas a los actuales alumnos, a los los que ya abandonaron las aulas, a sus padres y a los profesionales de la educación especial. Los eventos se celebrarán en el instituto, un complejo de 50.000 metros cuadrados situado cerca del aeropuerto de Sondika. Este centro está concertado con el Gobierno vasco. José Ramón Santillán, director de la obra social de la BBK, recordó en la presentación de los actos que, hace 25 años, Ola daba servicio a toda Vizcaya. Con el tiempo, han ido naciendo otros centros que también prestan atención a estos niños. Explicó que actualmente Ola tiene unos 100 alumnos, cuyas edades oscilan de los cuatro a los 19 años, y una plantilla de medio centenar de profesionales. Santillan precisó que representan una cuarta parte del total de menores vizcaínos en centros especiales. La integración Como recalcó Santillan, el panorama de la educación especial ha cambiado sobremanera en este tiempo. La puesta en marcha del plan gubernamental de integración de los niños con necesidades especiales, hizo que muchos de ellos desembarcaran en aulas de escuelas corrientes. En este momento de los 2.500 niños vizcaínos con necesidades especiales, unos 1.300 acuden a colegios, públicos y privados, corrientes y molientes. otros, 400 acuden a centros especiales y una cantidad similar estudia en centros para sordos, según el director de obra social de la BBK. Estos cambios obligaron a Ola, indicó Santillan, a amoldarse a esta nueva situación a finales de la década pasada: "Se ha reducido el número de niños pero ha aumentado el nivel de las discapacidades". Los que ahora asisten al colegio en Ola son básicamente menores que no han logrado superar la prueba de la integración. El instituto acoge a doce niños con "graves trastornos de comportamiento o cuya situación familiar no es adecuada" que, además de asistir a clase y a los talleres, permanecen allí internos. Santillan recalcó que el objetivo primordial es dar autonomía a los menores, algo que en los casos más graves, puede ser que "aprendan a comer o vestirse solos". Todo ello, sin olvidar preparar a cada alumno para que en la medida de sus posibilidades se prepare para un trabajo y para integrarse en la sociedad.

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