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GENTE

SEXUALIDAD FUTBOLERA

En una reciente conferencia integrada en unas jornadas deportivo-culturales celebradas en Gijón, el filósofo Gustavo Bueno señalaba que deporte significa «trasladar, porque viene de deportare». Se supone que Daniela Fini no vino desde Roma para escuchar la charla, pero dos días después soltó en Italia una perorata deportivo-fascista que haría temblar al catedrático riojano afincado en Asturias. No habló de deportar, pero le faltó poco. La esposa del dirigente del partido ex fascista Alianza Nacional, Gianfranco Fini, declaró el domingo, en un programa de televisión, que un futbolista no puede ser homosexual. «Un jugador de fútbol ostensiblemente homosexual no puede jugar, no se le dejaría jugar», dijo Daniela Fini en un espacio de Telemontecarlo. Ya su marido, el pasado abril, había señalado que «un homosexual no puede enseñar en una escuela elemental, y el 95% de los italianos piensan como yo». Las asociaciones italianas de homosexuales no han tardado en responder, y tras mencionar que «una decena de jugadores famosos en Italia son homosexuales», Franco Grillini, responsable de Arci Gay, estimaba que la posición de los Fini es «típica de una cultura machista y viril del deporte exaltado por el fascismo».

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