Un año de rabia contenida

El caso está archivado para la justicia, pero para los padres de Marina Ocaña aún quedan muchos interrogantes sobre la muerte de su hija, e intentan, al igual que el fiscal, que se reabra la investigación. La niña, de 4 años de edad, ingresó el 10 de abril del año pasado en la Clínica Mare Nostrum de Alicante para operarse de amígdalas, y dos días después de la intervención falleció, según la autopsia, por un edema cerebral. La operación, en principio sencilla, se llevó a cabo en el centro privado porque estaba incluido dentro del plan de choque diseñado por la Generalitat para reducir las listas de espera de la sanidad pública. Michelle, la madre de Marina, se siente impotente un año después, porque considera que su hija murió "por un cúmulo de negligencias médicas". Para ella y su marido, Pedro, los médicos cometieron la primera equivocación al operar a la pequeña sin realizarle una placa del tórax. "Esta prueba era pertinente, y podría haber desaconsejado la operación si hubieran detectado que tenía moquitos o alguna otra dolencia, máxime cuando tenía antecedentes de bronquitis asmática", dice Michelle. "Pero no se la hicieron", añadió el padre. "A lo mejor fue por ahorrarse el dinero, no lo sé, pero para mí ahí cometieron el primer error". La madre relata que su hija nunca llegó a espabilar tras la operación. "Cuando les decía que la veía muy floja y semiinconsciente, los médicos aseguraban que era normal", recuerda. A las ocho de la tarde, siete horas después de la operación, la madre asegura que le dijo al personal de la clínica que su hija no había orinado desde la intervención, y que cada vez la veía más débil. "Como única respuesta me dijeron que mi hija no reaccionaba porque estaba muy mimada", aseguró la mujer. "Ahora me culpo por no haber cogido a la niña y habérmela llevado al hospital, porque a lo mejor se hubiera salvado", relata angustiada. Michelle recuerda cómo sobre las 12 de la noche "la niña empezó a ponerse fría, a temblar", y requirió de nuevo la presencia de los médicos. "Le pincharon en un dedo y me pidieron que saliera de la habitación, después me dijeron que mi hija había saltado delante de ellos, pero cuando yo entré estaba igual de mal", añadió. Sobre la 1.20 de la madrugada la niña orinó por fin, "pero entonces comenzó a ponerse rígida y se le torcían las manos y la boca", explica. "Dije que quería llamar a una ambulancia para llevarla al Hospital y me dieron una guía para que buscara una ambulancia; me daban largas para no llamar ellos", precisa. Michelle asegura que en ese momento no había en el centro "ningún especialista", y se pregunta "para qué sirve que la Administración compruebe que una clínica tiene todos los medios técnicos para operar si le falta personal". Pasadas las dos de la madrugada, según apuntan los padres, llegó el intensivista, que estaba de guardia localizada, y enviaron a la niña a la UCI del Hospital General". Marina murió el día 12 de abril, 24 horas después de ingresar en el centro hospitalario público. La causa del fallecimiento fue, según el parte médico, un edema cerebral, razón que también detectó la autopsia. "Nada más entrar en la UCI le hicieron una placa del tórax", asegura la madre, quien piensa que "eso se lo tenían que haber hecho antes".