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Los "okupas" de Gran Vía toman por una hora la oficina del Inem en Atocha

Una oficina del Instituto Nacional de Empleo (Inem) en la ronda de Atocha, 7, fue ayer escenario de una nueva protesta pacífica del colectivo que, para denunciar los problemas de los marginados, el lunes tomó durante horas un antiguo hotel de Gran Vía y el jueves entró a consumir viandas gratis a un híper de Aluche.Hacia las 12.45, unos cincuenta manifestantes irrumpieron en la oficina, donde permanecieron hasta la hora del cierre (14.00) gritando consignas contra el trabajo en precario. No interrumpieron las tareas de la oficina, aunque sí las dificultaron con sus gritos. Pero a las 13.15 llegó una dotación de policías antidisturbios que impidió el acceso al local. A partir de entonces, a los usuarios que llegaron a la oficina se les citó para el lunes.

Los concentrados, un colectivo integrado por parados, okupas y grupos de apoyo social a jóvenes marginados como la Coordinadora de Barrios y Madres Unidas contra la Droga, corearon lemas como "Si la ETT te explota, explota a la ETT", o "El suburbio crece, los pobres se rebelan". A las dos de la tarde abandonaron el local sin que se registrase incidente alguno.

El subdirector del Inem en Madrid, Fermín Fernández, se acercó al lugar, donde los manifestantes le entregaron un comunicado con sus reivindicaciones. Reclaman un trabajo o, en su defecto, un subsidio social digno; la jornada semanal de 35 horas por ley con el 100% de salario y alquileres baratos de vivienda. Denuncian los trabajos precarios, la existencia de las ETT, las horas extras y los contratos basura.

Por su parte, Rodolfo Benito, secretario general de CCOO, sindicato desvinculado de estas protestas, inspiradas en las que ya desarrollaron los parados franceses a comienzos de año, manifestó ayer que estas movilizaciones se deben a que "el desempleo y la desprotección social han provocado una situación explosiva". Aseguró que el paro de larga duración y la falta de cobertura social han llevado a más de 100.000 trabajadores y a sus familias, en total a unos 600.000 madrileños (un 12% de la población), a vivir por debajo del umbral de pobreza, según la agencia Efe.

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