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Barberá pierde la apuesta para hacer de Valencia la capital cultural del 2001. Barberá afirma que Valencia será "la auténtica capital cultural del 2001" pese a la decisión

"Europa no ha querido" que Valencia fuera la capital cultural del año 2001, "pese a haber ofrecido el mejor programa". Pero eso no impedirá que el Ayuntamiento mantenga su proyecto, según afirmó ayer la alcaldesa, Rita Barberá, del PP, quien vaticinó: "Valencia va a ser, de hecho, la auténtica capital cultural europea del año 2001, porque vamos a desarrollar todos los programas previstos". La decisión adoptada ayer por la Comisión Europea de Cultura fue recibida con pesar. La oposición criticó la tibieza del PP.

A mediodía de ayer, poco después de conocerse el acuerdo del consejo de ministros de Cultura de los Quince que da la capitalidad cultural europea del año 2001 a Oporto y Rotterdam, la alcaldesa de Valencia anunció: "Vamos a seguir adelante y a esta ciudad no la va a parar ni el pasteleo europeo". Con esto último Rita Barberá se refería a la modificación de los criterios para conceder la capitalidad cultural: "Han ido cambiando la normativa a medida que entrábamos en liza y ganábamos, porque nuestro proyecto era el mejor", afirmó la alcaldesa. "Pero no se puede luchar contra los elementos, ni contra la predeterminación, ni contra las consideraciones que no son en absoluto objetivas", agregó. Pese a todo, Barberá reafirmó su condición de "ilusionada partidaria de la construcción europea". Rita Barberá salió en defensa del Gobierno central y de la Generalitat, que, según dijo, han apoyado sin reservas la candidatura valenciana, y destacó el esfuerzo realizado en los últimos meses.La decisión adoptada ayer por los ministros de Cultura de la Unión Europea respecto a la capitalidad del año 2001 que deja fuera a Valencia no arredró a la alcaldesa Rita Barberá: "Vamos a ejercer y ser de hecho la auténtica capital cultural europea del año 2001 porque vamos a desarrollar todo el programa". De este modo la alcaldesa se comprometió a cumplir todos los proyectos que se habían preparado. "Tenemos el mejor programa, por su estructura y solidez, reconocido unánimemente, la vocación de liderar culturalmente y, además, la voluntad política compartida con el Gobierno de España y el de la Generalitat Valenciana de ejercer este programa". Decepción La oposición municipal mostró su decepción. El concejal de Esquera Unida Francesc Díez dijo: "Me sabe mal que Valencia no tenga la sede, porque nos habíamos hecho ilusiones; pero tampoco hacemos un drama". Díez animó a "hacer una ciudad mejor para el año que sea", pero mencionó los errores históricos que han hecho que la ciudad haya perdido "sus vestigios". Valencia "a veces no es tan buena como se dice", comentó Díez, quien recordó el "trienio negro" de la concejal regionalista Dolores García Broch. Por su parte, la edil socialista Ana Noguera dijo que la noticia les "entristece", pero achacó el fracaso a las "actitudes negativas" de la alcaldesa y del Partido Popular. "Hay una cuestión de responsabilidad, por la poco clara apuesta del PP por la cultura", dijo Noguera, quien criticó también la postura de la ministra de Cultura, Esperanza Aguirre. Según la edil del PSPV, la ministra, "intentando quedar bien con todos, ha perjudicado a Valencia" para finalmente "definirse por Salamanca". Ana Noguera se mostró convencida de que "el Gobierno ha dejado sola a la alcaldesa de Valencia". Más información en página 42

El logotipo y las apuestas

Rita Barberá compareció ayer sonriente a la hora de explicar la derrota. Seguramente, la procesión iba por dentro, como parecían corroborar algunos toques de ironía. Haciendo de tripas corazón, la alcaldesa alabó al Gobierno central a pesar de que su apoyo a la candidatura valenciana no ha sido todo lo inequívoco que ella esperaba. Aunque la decisión por la que Valencia pierde definitivamente la posibilidad de ser la capital europea de la cultura del año 2001 es un auténtico mazazo, Barberá insistió en que mantendrá su proyecto, de manera que Valencia será, "de hecho, la auténtica capital cultural del año 2001". La alcaldesa dijo que tanto el Gobierno central como el de la Generalitat se han comprometido a mantener las inversiones previstas. Y aunque no hay razón para dudar de las buenas intenciones de ambas administraciones, parece difícil que el programa se mantenga como estaba previsto si no cuenta con el respaldo de la Comisión Europea. Y no precisamente por el dinero -una cantidad testimonial, apenas 80 millones de pesetas- que Valencia podría haber ingresado directamente de las arcas comunitarias en el caso de haber sido agraciada con la capitalidad cultural. Lo más importante de la decisión de ayer es que Valencia no podrá utilizar el logotipo, la imagen de marca que otorga la capitalidad cultural europea, que abre las puertas a todo un aparato de promoción de ámbito comunitario. Eso supone necesariamente una reducción del número de visitantes respecto a los que vendrían en el caso de que Valencia fuera capital cultural oficial. Pero la decisión adoptada ayer por la Comisión Europea de Cultura conlleva otro coste, el que sufre la imagen pública de Rita Barberá, que se ha visto derrotada pese a su decidido apoyo al proyecto. La apuesta por la capitalidad cultural le ha salido mal a la alcaldesa.

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