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La Kutxa rompe la negociación para comprar la sala del Kursaal y advierte que sólo pagará 500 millones

El País

La Kutxa anunció ayer que considera bloqueada y rota la negociación que ha mantenido con el gerente de la Sociedad Kursaal, José Miguel Ayerza, para adquirir la sala de 1.000 metros cuadrados que alberga el Palacio de Congresos. Esta decisión cae como un jarro de agua fría justo en el momento en que la sociedad del nuevo complejo había renunciado a alquilar la instalación, como era su deseo, para asumir la venta a la entidad de ahorro por la cantidad de 775 millones. La Kutxa advierte que, de reiniciar la negociación, sólo pagaría 500 millones por la sala.

Los responsables de la Kutxa justifican su decisión de romper las negociaciones al haberse encontrado, durante el mes y medio que han durado, ante la imposibilidad de comprar la sala, la opción preferida por la entidad de crédito. El consejo de la Sociedad Kursaal pretendía que la instalación de 1.000 metros cuadrados destinada a exposiciones fuera alquilada por la Kutxa, que debería abonar 70 millones de pesetas anuales durante 40 años, una oferta que los gestores de la entidad han considerado desproporcionada en todo momento. El alcalde donostiarra y presidente del Consejo de Administración de la Sociedad Kursaal, Odon Elorza, anunció el pasado viernes que esta entidad iba a aceptar la última oferta realizada dos días antes por la Kutxa: quedarse la sala en propiedad por 775 millones. Pero el mismo miércoles en que la entidad hacía la oferta, la sociedad respondía que no podía garantizar la venta a dicho precio porque no contaba con el respaldo del Consejo de Administarción del Kursaal, integrado por representantes del PSE, Eusko Alkartasuna y PNV, siempre reticente a vender la sala. En esas condiciones, tras encontrarse tal respuesta a su oferta, la Kutxa decide romper las negociaciones. Para la entidad financiera, el anuncio de Elorza llegó tarde y cuando su dirección ya había tomado el acuerdo de no seguir hablando. La Kutxa formalizó ayer su postura comunicando al gerente de la sociedad, José Miguel Ayerza, que estima "bloqueadas y rotas" las negociaciones que habían mantenido. Los rectores de la Kutxa afirmaron ayer que, no obstante, mantienen el "espíritu de colaboración" que les ha inspirado en todo momento, y no descartan reiniciar las conversaciones, aunque precisaron que "de volver a comenzar, la caja sólo aceptaría partir de la cifra de compra de 500 millones de pesetas". Esta posición de fuerza que muestra la Kutxa a la hora de hacerse con este nuevo espacio cultural se apoya en varios factores, entre ellos, la convicción de que no necesita la propiedad de la nueva sala para gestionar su política cultural de exposiciones artísticas. Dos salas La caja de ahorros cuenta con dos salas de exposiciones -en la calle Garibai y la que puede instalar en el Círculo Mercantil- en el centro neurálgico de la ciudad, muy próximas al complejo Kusaal y, además, sus rectores afirman que con esa infraestructura ya tendrían cubiertas las oferta cultural en materia pictórica que requiere la ciudad. Los rectores de Kutxa reconocieron, además, que la nueva sala que se está construyendo en el complejo no les satisface. Consideran que resulta insuficiente para las exposiciones de grandes formatos, una carencia que al entidad tiene en su principal sala de Garibai, donde no es posible colgar cuadros de gran altura. Además, a la vista del proyecto presentado, consideran que no es una sala diáfana y amplia. "No nos gusta del todo, nos quedamos desilusionados al ver el proyecto", afirman, porque no es suficiente como para albergar las exposiciones de gran entidad y amplio formato que exige el complejo del Kursaal. La decisión de la Kutxa es un jarro de agua fría para la Sociedad Kursaal que, en poco tiempo, ha debido hacer frente a un gran número de contratiempos que se le han cruzado en el camino: desde el accidente del desplome de la escalera, ocurrido hace apenas un mes, hasta los problemas financieros con los que se ha encontrado la sociedad para finalizar esta obra, para la que aún son necesarios otros 1.800 millones de pesetas. Presionada por estos problemas de financiación ahora y de mantenimiento tras su puesta en marcha, la Sociedad Kursaal trataba de cerrar con la Kutxa un acuerdo de alquiler de la sala que le garantizara una ayuda para finalizar la obra y la garantía financiera de su gestión posterior, para echar a andar en la aventura cultural.

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