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Del "txakoli" a las visitas a EEUU

El talante del fundador, Rafael Escolá, ha marcado el carácter de Idom. Escolá vio en el proyecto de Laminación de Bandas de Echevarri la posibilidad de desarrollar su vocación de ingeniero y creó una empresa más parecida a una asociación de profesionales que a una Sociedad Anónima tradicional. Un ejemplo de ello son las reuniones que Escolá organizaba con otras ingenierías bilbaínas en el antiguo Txakoli Molinero de Deusto para unificar posturas en torno a la profesión. Esos encuentros informales desembocaron más tarde en la creación de la Asociación española de Ingeniería y Consultoría (ASINCE) que, bajo la presidencia de Escolá, se integró en la Federación Internacional tras el Congreso de Ottawa de 1977. Actualmente, las reuniones del Txakoli de Deusto se han convertido en las visitas que cada dos años realiza la dirección de Idom a EEUU para analizar hacia dónde se dirige el sector y contrastar experiencias. Tras una visita a este país, la empresa decidió empezar a ofrecer el contrato llave en mano. "Hemos encontrado las empresas americanas más parecidas a Idom que las europeas", comenta el presidente, Felipe Prósper. Otra de las iniciativas de Escolá que permanece en Idom es un programa de prácticas para postgraduados, por la que han pasado desde 1968 más de 500 profesionales. Entre los talentos captados por Idom está José Ignacio López de Arriortua que, curiosamente, se marchó de la firma porque no quería trasladarse a trabajar a Barcelona y ha terminado trabajando más tiempo fuera de su tierra natal que en ella. Recientemente, Superlópez volvió a la firma para participar en el Club Idom, un programa de tertulias. El rumbo marcado por Escolá permanece en la compañía, que sigue el testamento que dejó el fundador cuando abandonó la presidencia en 1974: "Entre nosotros no hay una relación de tipo laboral. Somos una Asociación de Profesionales: aquí no hay ninguna empresa, ni dos partes, de las cuales una de ellas contrata y paga a la otra". Con 41 años de historia empresarial, Idom quiere ofrecer "un traje a la medida de los clientes", señala Prósper, quien pone como ejemplo de flexibilidad el encargo que hizo una cementera vasca a Idom hace treinta años. "Vendieron una partida de cemento defectuoso que se utilizó en 185 obras. Conseguimos localizar y reemplazar el material defectuoso en todos los edificios, que continúan en pie", cuenta el presidente. En el presente ejercicio, la ingeniería busca reforzar su presencia internacional, abriendo una oficina en Brasil, crear una red de información interna para los 17 centros de Idom, e impulsar el desarrollo tecnológico.

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La vocación de un ingeniero catalán
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