El quién es quién de la trama
El frenesí de nombres, de personas y de sociedades, la variedad de países y las maniobras utilizadas durante la vigencia de lo que bien podría llamarse Las finanzas Conde configuran un auténtico laberinto. Tras la declaración del ex banquero en el juicio oral y la de su lugarteniente, Arturo Romaní, que terminará la suya previsiblemente la semana próxima, van encajando los nombres y las piezas. Ante la cantidad abrumadora de evidencias de la trama, los autores han preferido admitir ciertos hechos, negando, claro está, las conclusiones de sus acusadores.Conde conoció a Hans Gassner, según ha declarado ante el tribunal, en 1976. ¿Quién es Gassner? Este ciudadano de Liechtenstein era entonces miembro del Gobierno del Principado con la responsabilidad de la Salud y los Asuntos Sociales. Pero Gassner, cuya profesión es la de agente legal, que no abogado, tenía además una actividad importante. Desde 1958 era socio del bufete de Herbert Batliner, célebre abogado de Vaduz, capital de Liechtenstein, que lo fundó en 1954. Batliner, dicen en Vaduz, y en Zurich "sabe manejar la fortuna de los extranjeros con tal discreción que aquella no existe". Batliner pasa sus vacaciones en su casa de Marbella, España.
Algunos años después queConde estrechase la mano de Gassner, en 1980, Arturo Romaní, entonces director general del Patrimonio del Estado, conocía, según ha declarado, a un panameño, Jaime D.Cedeño. Fue en México durante la firma de la compra de un 20% de Petronor por Pemex. Después del acto, Romaní y Cedeño también coincidieron en otra celebración de la agencia Efe en México.
Cedeño es sobrino de Gerardo González, presidente del Partido Revolucionario Democrático de Panamá, el PRD, que gobierna dicho país, y dirige una empresa llamada Dicemen (distribuidora de materiales )."En 1983recordé su nombre", dijo Romaní al tribunal, "para hacer un negocio de alcoholes, que no salió. En el mundo de los negocios es fundamental recordar el nombre de la gente que conoces", explicó.
El hecho es que los nombres de Gassner, de Vaduz, Liechtenstein, y Cedeño, de Ciudad de Panamá, se cruzarían años después, en 1991, merced a la red tejida por Romaní. Pero antes, Gassner fundaría para Romaní, en 1988, una sociedad llamada Jarnac Establishment, en Vaduz, Liechtenstein. Los administradores de dicha sociedad fueron el mismo Gassner, Alex Wiederkehr, doctor en derecho, y socio del bufete Batliner. A través de Jarnac, domiciliada en su despacho de la calle Conde Aranda, 14, de Madrid, Romaní hizo diversas compras y ventas de acciones del grupo Banesto, a través del banco.
También Jacques Hachuel operaba a través de una sociedad de Panamá, llamada Palmira Overseas. Palmira absorbió a otra sociedad de nombre poético: Leaves of grass (Hojas de hierba, de Walt Whitman). Solenne, otra sociedad de Hachuel en Vaduz, era administrada, también, por una fiduciaria del VPBank.
El hecho es que mientras Jarnac hacía sus operaciones con títulos del grupo Banesto, Gassner tendría un encargo importante. El de canalizar a través de una fundación llamada Levis, creada en el bufete Batliner, el dinero que había pagado el 6 de abril de 1990 la multinacional Air Products por una opción de compra al 5,9% (672.000 títulos) de Carburos Metálicos cedida por Banesto.
Todo se organizó en Zurich y en Vaduz. Peter Widmer, abogado de Hachuel, separó 1,7 millones de francos suizos (unos 135 millones de pesetas) y el resto, 17,09 millones de francos suizos (unos 1.200 millones de pesetas), los envió a un abogado de Zúrich llamado Peter Schwarz, a propuesta de Romaní. Schwarz los despachó a su destino: Hans Gassner. El dinero entró en el Verwaltungs und Privat Bank en una cuenta de la Fundación Levis.
El tándem Schwarz-Gassner volvería a prestar servicios en 1991 a Romaní. Schwarz creó en febrero de dicho año para Romaní la sociedad Veliades, en el cantón suizo de Thurgau. Paralelamente, Gassner fundó Selino Establishment en Vaduz. Veliades, a través del bufete español Melchor de las Heras, adquirió, en noviembre de 1991, la titularidad de Montilsa, mientras que Selino hizo lo mismo con Data Transmissíon Systems. ¿Objetivo? Camuflar el dinero obtenido en la Operación Cementeras unos 1.500 millones de pesetas, "compensados" después con otros 1.700 millones procedentes de La Esquina del Bernabéu y Oil Dor.
Adivinanza: ¿quién podía aparecer como propietario de las sociedades fundadas, respectivamente, por Schwarz y Gassner, en Thurgau y Vaduz? Jaime D. Cedeño, el presunto beneficario de las operaciones presuntamente delictivas en Banesto.
Algunos nombres son relevantes. Peter Widmer, ex decano del colegio de abogados de Zúrich. Widmer era vicepresidente del NMB Bank (ahora International Nederlanden Bank) y era vicepresidente de J. Capital, sociedad suiza de Hachuel, así como administrador de Palmira Overseas Inc. de Panamá. Se ocupó de abrir la cuenta de la sociedad Mariella e ingresó personalmente en ella el dinero girada por Air Products..
Pero, además, Widmer pasó cinco facturas idénticas a las sociedades de cartera de Banesto el 24 de abril de 1990. Las cinco "isas" (Cartisa, Invatisa, Patrisa, Rentisa y Fintisa) por "asesoramiento".
Cada una pagó su parte hasta completar 703,5 millones de pesetas. Uno de los motivos de la factura es la participación de Widmer en unas reuniones celebradas en 1989 y 1990 en Oslo y Copenhague. Romaní, que estuvo en esas reuniones, no recuerda, según ha declarado, la presencia de Widmer.
A la vista de las sociedades y nombres, se puede afirmar que Dios, en efecto, los cría y ellos se juntan.
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