_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Nacional 152: difícil acceso a las rondas

Los residentes entre Barcelona y Mollet tienen un motivo de queja perpetuo: el peaje es más que caro, afirman. Lo cierto es que su rebaja es una de las que negocian desde hace mucho tiempo ACESA y el Gobierno. Pero dos lectores de Mollet anotan que la discriminación que, aseguran, sufren no es sólo la del precio de la autopista. Su queja tiene que ver con los accesos o, para hablar con más propiedad, la falta de accesos, desde el nudo de la Trinitat a la Nacional 152 y a la inversa. El nudo de la Trinitat permite la conexión entre diversas vías que confluyen en la entrada norte de Barcelona: la A-17 (que enlaza con la autopista que lleva a Girona), la A-20 (que da acceso a la autopista del Maresme, la A-19), la A-18 (que lleva hasta la que une Terrassa con Manresa). Todas estas vías, tarde o temprano, acaban siendo de peaje. El nudo da acceso desde estas autopistas a la ronda de Dalt y la ronda Litoral. Y, también, permite tomar las autopistas a los conductores que proceden de cualquier punto de Barcelona a través de las rondas. Sólo una carretera, una sola, de las múltiples que coinciden allí queda falta del acceso directo, en cualquiera de los sentidos: es la carretera Nacional 152. Los dos lectores insisten: "Las vías de peaje, acceso directo; la única vía pública y gratuita, acceso indirecto, largo y complicado". En efecto. El conductor que circule por las rondas y pretenda tomar la carretera Nacional 152 para dirigirse a Montcada o a Mollet tendrá que abandonarlas al llegar al nudo de la Trinitat, coger la carretera de Santa Coloma y girar por una pequeña callejuela que da acceso al final de la avenida Meridiana. Una vez en esta vía rápida, la primera salida le permitirá llegar, al fin, a la Nacional 152 y circular por ella. No menos sufrimientos deberá pasar quien proceda de esta carretera y pretenda dirigirse a la ronda de Dalt. Primero deberá incorporarse a la Meridiana, sin abandonar la derecha para salir a la primera ocasión. Un cruce y se llega a la vía Favencia. Unos centenares de metros de travesía perfectamente urbana y, al fin, una entrada dura permite tomar la ronda. Todo es mucho más fácil para el conductor que procede de autopistas: no tiene que sufrir ni semáforos, ni entradas, ni salidas, ni travesías, ni callejuelas. Lo peor es que no hay prevista modificación alguna. El nudo de la Trinitat se hizo cuando la Nacional 152 era una carretera impracticable y el atasco, en dirección a Barcelona, empezaba antes incluso de llegar a Mollet. Desde entonces, la carretera ha sido mejorada y hoy tiene, en casi todo su trazado, dos carriles segregados en cada dirección. Es utilizable, pero su incorporación a las rondas no ha sido modificada. El Ayuntamiento de Barcelona, de quien depende el nudo de la Trinitat, reconoce los hechos con un cierto tono resignado e incluso apunta que, dada la saturación que el nudo de la Trinitat registra en no pocas ocasiones, es casi una suerte que esta vía haya quedado sin acceso porque, en caso contrario, los atascos serían más frecuentes. Una gran suerte, comentan los dos lectores; así, sólo se atascan los coches de los pobres. O al menos, los de quienes no quieren pagar.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_