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El G-7 refuerza al FMI para que fiscalice mejor a los países en desarrollo

ENVIADO ESPECIALMás poderes al Fondo Monetario Internacional (FMI) para que fiscalice a los países en desarrollo, pero, paralelamente, un pequeño gesto para aliviar la deuda de los más pobres y facilitar su despegue. Ésta es la doble decisión adoptada por los líderes de las siete potencias más industrializadas del mundo, el G-7, que, junto con el presidente ruso, Borís Yeltsin, celebran hasta hoy su cumbre anual en Birmingham (Reino Unido). Rusia sólo participó activamente en la segunda decisión.

Obsesionados por evitar nuevas tormentas financieras en Asia que pueden acabar sacudiendo a Europa y EEUU, los jefes de Estado y de Gobierno del G-7 aprobaron el viernes por la noche las recomendaciones formuladas hace una semana por sus ministros de Economía. Tras la crisis asiática, el FMI fue criticado por no haber advertido con la suficiente antelación de los peligros que acechaban a algunos países cuyas cuentas estaban en números rojos. Su director ejecutivo, Michel Camdessus, se defendió: reveló que les informó en secreto, pero que hicieron caso omiso de su advertencia.Para impedir que se reproduzca tal situación, el G-7, cuyos miembros controlan el FMI, quieren ahora que este organismo exprese públicamente "sus eventuales preocupaciones ante las decisiones" de Gobiernos que no adopten una política económica acertada. Puede incluso llegar a "señalar públicamente" a los que no proporcionen la suficiente información sobre su situación. "Les dará buenas o malas notas", comenta un diplomático.

El riesgo es que las observaciones del FMI provoquen el pánico en los mercados financieros y desestabilicen todavía más las economías de países a los que se les quiere ayudar a levantar cabeza. De ahí que Camdessus tenga la intención de seguir actuando con discreción, y sólo si es desoído recurrirá a la advertencia pública. El Fondo ha puesto sobre la mesa 100.000 millones de dólares (15 billones de pesetas) en créditos para que los antiguos tigres asiáticos enderecen sus finanzas. Las autoridades francesas quieren comprometer al Consejo de Administración del FMI en esta iniciativa de fortalecimiento de los organismos monetarios. El presidente francés, Jacques Chirac, ha propuesto que a las reuniones del G-7, también llamado G-8 cuando cuenta con Rusia, dedicadas a asuntos económicos, se añadan los otros 16 miembros del FMI. Se daría así "un impulso político de primera magnitud y toda su legitimidad a la labor de las instituciones internacionales". El reforzamiento del FMI puede no llegar a tiempo si no se produce pronto una salida política en Indonesia y se evita que arrastre a sus vecinos hacia el abismo económico. "Si no sucede nada", reconoció Chirac, "deberemos temer muy seriamente una reactivación de la crisis".

No basta con fiscalizar. El G-7 anunció anoche una agilización de los mecanismos para aliviar la deuda externa de siete países africanos en guerra. "Es nuestro interés", declaró el primer ministro británico, Tony Blair, "que los Estados africanos puedan aprovechar su potencial sin ser aplastados por una deuda de la que no logran librarse". Para pedir la condonación de la deuda, unos 35.000 manifestantes formaron una cadena humana en el centro de Birmingham.

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