"La Administración tiene ya más asumido que la Universidad no puede ser sumisa"
Carlos Pascual Notario Carlos Pascual (Valencia, 1944) posee un trato tan elegante como sus trajes de 1.000 dólares. Cree básicamente en las personas y es uno de los valencianos más influyentes del momento. Preside el Consejo Social de la Universidad de Valencia y por extensión la Fundación Universidad-Empresa; la Fundación Cañada Blanch; Valencia de Cable y las sociedades que dentro del grupo Cable Europa compiten por las demarcaciones Norte y Sur. Y además, la junta de vecinos de su casa.
Pregunta. Con tanta presidencia, ¿le queda tiempo para la notaría? Respuesta. Me dedico fundamentalmente a la notaría, que es lo que creo que hago bien. El trabajo notarial es muy vinculante y todo se firma delante de mí. Por tanto, aquí me paso las horas que no están escritas. Presidir cualquier cosa tiene una ventaja: eres el que manda en la convocatoria, y me soportan mis horarios intempestivos. P. ¿Cuál de estos cargos le absorbe más energía? R. El Consejo Social de la Universidad, sin ninguna duda. P. ¿A cuál le costaría más renunciar? R. Quiero pensar que a ninguno. Pero quizá para contestar debería explicar por qué he llegado a estos cargos. En un momento determinado se me requirió que interviniera en actividades corporativas y estuve en la Unión Europea, en la Junta Directiva del Colegio Notarial, di clases,... Luego me ofrecieron cosas que fui descartando, en parte, por ser una persona muy independiente que siente repulsa a cualquier integración en organizaciones. Sin embargo, quizá por razones de edad, me siento más obligado con la sociedad a la que pertenezco, y no para que se me agradezca ni se me reconozca, sino para cumplir ante mí mismo con un deber de generosidad. ¿Cuál me costaría más dejarme? En principio la Fundación Cañada Blanch, porque le tengo más cariño que a nada. P. ¿Había alguna posibilidad de que usted no fuera notario? R. Siempre he mantenido el espíritu de ser libre e independiente para poder tomar mis decisiones con cierta capacidad de opción. Mi padre ha sido siempre muy independiente, jamás me comió el coco para que fuera notario, aunque los ejemplos paternos se transmiten y el notariado es muy atractivo porque se vive bien económicamente, se goza de un gran prestigio social,... Sin embargo yo nunca tuve claro ser notario hasta terminar la carrera. P. ¿Por qué ganan tanto dinero los notarios? R. Eso es muy relativo. El notariado está sujeto a la competencia libre, y se puede hacer la escritura en cualquiera de los cerca de 3.000 notarios que hay en España. En consecuencia, hay unos que ganan bastante dinero y otros que ganan relativamente poco. Hay notarios que ganan tan poco dinero que mucha gente no se lo podría creer. P. Usted es el notario de Eduardo Zaplana y de Eliseu Climent. ¿La notaría es el centro imposible? R. La notaría es un despacho abierto al público: a Zaplana, a sus consejeros, a Climent y a quien sea. Desgraciada o afortunadamente ya se ha perdido el concepto de ser el notario de. Yo he firmado cosas con Zaplana y con Eliseu, pero no me considero el notario de. P. Es un hombre de equilibrios. ¿Cuesta mantenerlos? R. A nivel personal me permito el lujo de ser como soy. La verdad es que me esfuerzo poco por ser de otra manera. No hago equilibrios en el sentido de mantener poco compromiso y ser ambiguo. Al contrario: cada vez estoy más comprometido con todos, soy más crítico y digo a todos lo que pienso, les guste o no. Pero por encima de todo yo me relaciono con personas, independientemente de cómo piensen. P. Usted es amigo de Zaplana y de Ferran Torrent. ¿Es compatible? R. Perfectamente. Se puede ser amigo de estas dos personas y pueden ser amigos perfectamente ellos dos. Lo que me extraña es que sorprenda. Tengo un buen afecto por los dos. Ferran es un hombre imaginativo con una vitalidad que traspasa lo normal. Vive en un ambiente de libertad hecha a su medida, es brillante y tiene un espacio vital muy cómodo. Está en una época de esplendor y es amigo de sus amigos y un magnífico inventor de historias. Es una persona radical, pero con la que se discrepa muy bien. Eduardo en el fondo es bastante parecido. Un hombre de una vitalidad arrolladora que ha puesto un gran empeño en lo que tiene, que se cree lo que tiene entre manos, que tiene una gran ilusión por dar a su Comunidad un gran impulso. Es una persona también muy de verdad. En su trato personal tiene fidelidades enormes a quien aprecia, y es cordial, abierto. P. Dicen que usted es una de las personas que más influyen en el presidente. R. Uno no es capaz de calibrar lo que influye en los demás. No sé lo que influyo en mi mujer ni en mis hijos, cómo voy a saber lo que influyo en el presidente. Ni tan siquiera sé lo que influyo en mí mismo. Hay gente que puede pensar eso, pero no es verdad y desde luego no lo pretendo. El presidente no me llama para preguntarme qué opino de esto o lo otro. Lo único que hay es una relación espontánea, natural, de amistad. Cuando hablas con un escultor hablas de escultura y cuando hablas con un político, hablas de política. Y he discrepado de él muchísimas veces, y él conmigo. Y nos hemos ensarzado como hacen los amigos. P. ¿No tuvo nunca tentaciones políticas? R. Al contrario: tengo aversión a los cargos políticos, aparte de que los notarios tenemos incompatibilidad total. P. Pero los notarios son de derechas, ¿no? R. Durante una temporada larga de la etapa anterior se nos ha involucrado a nivel corporativo en la derecha. Y posiblemente ha habido mucho notario de derechas durante esa etapa. Pero el notariado surge del liberalismo y cobra impulso con la revolución industrial, y hay montones de antecedentes de que muchos notarios ilustres han sido muy liberales e independientes. P. ¿No viven mejor con el PP que con el PSOE? R. Nuestros grandes problemas los tuvimos en la época de UCD. Y ahora tenemos más que con el PSOE. El PSOE se portó fenomenal. P. ¿Por qué brilla más en política la derecha rústica que la culta? R. Ésta es una asignatura pendiente que mientras no se resuelva va a dificultar la creación de líderes naturales adecuados para el centroderecha. La extracción natural de líderes para el centroderecha debe encontrarse principalmente en los empresarios y los profesionales, así como la izquierda tiene un campo más propicio en la universidad, aunque toda generalización es osada. En España en general y más aún en Valencia que en Madrid o en Barcelona los despachos profesionales y las empresas son muy unipersonales, lo que obliga al titular a cerrar si se quiere dedicar a la política. En otros países esto ocurre menos porque los empresarios son empresas gerenciadas por unos señores que a menudo no son ni accionistas.. En consecuencia, pueden coger la excedencia, no interfieren y cobran lo que les corresponde como socios. Esta situación facilita que personas a las que gusta la política puedan dedicarse sin tener que sacrificar su despacho. P. A menudo las relaciones entre la Universidad y la Administración han sido muy eléctricas. ¿Cómo lo ha vivido desde el Consejo Social? R. Cuando llego al cargo de presidente, nombrado por Zaplana, la Universidad me recibe con expectación, pero se produce una buena conexión. Las relaciones fueron muy complicadas, y entre mis funciones, aunque no escritas, estaba el modificarlas y pacificarlas. Y aquí las personas fueron muy importantes. El consejero Fernando Villalonga y el rector Pedro Ruiz, por su calidad personal, debían tener un entendimiento recíproco facilísimo, y sin embargo, por razones institucionales, estaban muy separados. Además se cruzaba un tema de financiación pendiente, que estuvo enturbiando la relación. Pero se fueron solventando las cosas y ahora la relación es buena. Se han roto susceptibilidades y hay contacto fluido entre la Administración y la Universidad. La Administración tiene cada vez más asumido que la Universidad no puede ser sumisa y que hay que darle la financiación que se requiere para tener una educación de calidad. Y la Universidad tiene muy claro que debe hacer grandes esfuerzos para mejorar sus niveles de gestión interna y utilización de recursos. El libro blanco del sistema universitario valenciano, que se está redactando. puede ser un buen punto de partida para hacer un verdadero programa de educación y saber qué quiere la Comunidad de sus universidades. P. Una de las cosas que más ha dificultado esta relación ha sido la lengua. ¿Tiene arreglo? R. En estos momentos creo que sí. Si me lo pregunta hace un mes, a lo mejor le digo que no. No sé por qué estoy más optimista. Está claro que de hace unos años a esta parte el tema de la lengua está interfiriendo en el desarrollo político y cultural de Valencia y sus alrededores. Y siendo así, me parece fundamental que un presidente tenga que afrontar el problema políticamente. De entrada, me parece una buena decisión política la que ha tomado Zaplana de afrontar el problema no en sus profundidades sino en su inmediatez, que es donde le preocupa a un político porque condiciona y mediatiza el desarrollo de las actividades sociales y políticas. Y si del mandato al Consell Valencià de Cultura puede llegar a salir un acuerdo sobre el órgano que marque cuál es la lengua de los valencianos y cómo se debe de desarrollar, habremos dado un paso cualitativo magnífico. Incluso si fracasa la iniciativa me parece una buena decisión política.
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